En este cuarto domingo del tiempo de pascua, tiempo de alegría y gozo, por
la resurrección de nuestro señor Jesucristo, celebramos con alegría la fiesta del
Buen Pastor.
Después de habernos preparado con diferentes actividades, como lo
fue la 59 jornada mundial de las vocaciones, con la oración constante y las
diferentes acciones litúrgicas de nuestra diócesis que comenzamos el 2 de mayo
hasta culminar con esta festividad tan importante del Buen Pastor.
Celebramos hoy al Buen Pastor para meditar lo que realmente es celebrar la salvación que Jesús
nos ofrece como Buen Pastor: escuchar su palabra, entre tantas y tantas voces que
se escuchan en el bullicio en nuestro caminar en la vida diaria.
Hoy Jesús Buen Pastor nos dice “mis ovejas escuchan mi voz” y escuchar la
voz del Buen Pastor es una terea muy hermosa. Él nos habla en los acontecimientos
diarios de nuestra vida, aun en aquellos poco agradables o dolorosos para nosotros
y especialmente por medio de su palabra que es la brújula que debe guiar nuestro
camino.
Por eso es importante conocer su voz, y saber distinguirla, una voz de amor
hacia nosotros, totalmente diferente a la voz imperiosa del dinero de acumular
bienes terrenales, la voz insinuante del sexo, la voz de la mentira, de la diversión,
del poder, del matar, de los miedos, de la dispersión, del a desobediencia al
cumplimiento de la voluntad de Dios.
En medio de tantas voces Jesús nos invita a escuchar su voz, una voz
distinta, así como su mensaje, lleno de amor, de esperanza, de alegría, pero que
no nos forza pues solo nos invita. Solo si nos consideramos sus ovejas vamos a ser
capaces de escuchar su voz y seguirle sobre todo el imitar su ejemplo de vida y
cumplimiento de la voluntad del padre.
Es importante también el recordar que Jesús nos conoce a la perfección, nos
conoce y nos llama por nuestro nombre, para el no somos números como para la
sociedad actual, así que no tenemos pretextos para justificarnos y no cumplir su
voluntad, imitando su ejemplo, porque cada uno de nosotros de alguna manera
somos pastores para los demás.
Yo como sacerdote, los maestros, los padres de familia, los patrones, los
animadores de grupos, los líderes de algún movimiento etc. Debemos reconocer el
ser pastoral, estamos llamados a ser buenos pastores como lo es Jesús Buen
Pastor para poder cuidar, proteger y amar el rebaño encomendado a nuestro cargo.
Algo esencial para poder ser buen pastor, es nuestro testimonio de vida, y
que aquellos que nos escuchan y observan, vean en nuestras acciones, lo que
escuchan de nuestros labios. Que de verdad noten en nosotros que conocemos al
pastor y nos dejamos guiar por él.
Cuentan que en una ocasión después de una elegante cena en una mansión
de Hollywood, un famoso artista deleitaba a sus invitados con hermosas
recitaciones de algunos poetas, ya casi para terminar se le pidió una última petición
hecha por un sacerdote anciano quien solicitó de favor recitar el salmo 23 el salmo
del Buen Pastor.
El cual accedió con una condición que cuando él terminara el sacerdote lo
repitiera, y así fue, cuando terminó de recitarlo hubo muchos aplausos como era de
esperarse, luego le tocó el turno al sacerdote anciano y al término solo hubo un gran
momento de silencio y algunas lágrimas en los ojos de quien lo escuchaba, el actor
también disfrutó el momento, después se levantó y dijo: señores y señoras lo que
pasó aquí fue lo siguiente, yo conozco las palabras del salmo, pero este sacerdote
conoce al Buen Pastor.
No nos engañemos, el buen pastor es solo Jesús, dejémonos guiar por él que nos
ofrece vida eterna, para decir como dice la escritura. <<Y habitaré en la casa del
Señor por años sin término>>.
Que Jesús Buen Pastor nos conceda abundantes vocaciones sacerdotales y
religiosas según su corazón.
Pbro. José Dolores Muñoz Trujillo
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