Queridos hermanos después de haber vivido con alegría, el maravilloso tiempo de la pascua, ese tiempo tan especial en el que celebramos donde Jesús venció la muerte para ofrecernos vida eterna, en este acontecimiento se encuentra el sentido de nuestra vida, es celebrar que no morimos para siempre si no que tendremos a vida eterna.
Jesús, en su sabiduría infinita, nos da todos los medios para alcanzar la vida eterna, cumpliendo con su promesa de no dejamos solos, por eso hoy con este acontecimiento de Pentecostés, se queda con nosotros por medio del Espíritu Santo, ese mismo espíritu que sopló sobre los discípulos, para darles el valor que necesitaban para salir a continuar con la misión que tenían sin ningún temor.
Ese Espíritu Santo que recibieron los discípulos, es el mismo que recibimos en el bautismo, y el cual confirmamos su presencia en medio de nosotros, con el sacramento de la confirmación, por eso decíamos que no estamos solos, en la misión que cada uno de nosotros tenemos encomendada, de acuerdo la vocación elegida.
Tenemos al aliado perfecto que nos acompaña y nos guía, es el mismo que por medio de sus dones nos ofrece elemento necesario para nuestra santificación. También nos muestra los carismas que cada uno de nosotros hemos recibido para ponerlos a servicio de nuestros hermanos. La liturgia del este día está enfocada a ello.
Y nos podemos preguntar, ¿cuáles son los dones que recibimos del espíritu santo? Vamos a recordarlos juntos, porque es importante tenerlos claros para poderlos pedir y dejar que actúen en nuestra vida diaria, ya que son muy importantes en nuestro caminar, hacia nuestra meta en nuestro camino hacia nuestra santificación.
Los dones del Espíritu Santo son los siguientes: sabiduría, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Ahora veremos el significado de cada uno de ellos de manera muy sencilla.
SABIDURÍA: es el que nos ayuda entender, lo que favorece o perjudica al plan de Dios.
CONSEJO: nos ayuda a discernir los caminos y las opciones en nuestra vida.
CIENCIA: es el don de la ciencia de Dios. No de la ciencia del mundo.
PIEDAD: nos permite estar abiertos a la voluntad de Dios actuando como Jesús.
FORTALEZA: nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades de la vida cristiana.
TEMOR DE DIOS: nos mantiene en el debido respeto frente a Dios en la sumisión a su voluntad.
Estos siete dones como podernos ver, son los esenciales para realizar nuestra encomienda como cristiano, de la mejor manera posible, y así poner en práctica cada una de las cualidades o carismas recibidos, por parte de Dios que enriquecen nuestra vida y nos diferencian de los demás, son diferentes carismas, pero es el mismo Dios el que los da.
Recordemos que todos estos dones y carismas no son para sentirnos superiores a nuestros hermanos, sino para vivirlos en comunidad, es decir para nuestro bien y al servicio de nuestros hermanos, recordemos que como bautizados formamos una sola iglesia. Con diferentes cualidades que nos diferencian de los demás, pero a la vez nos unen.
Así nuestro cuerpo lo componen diferentes miembros, los cuales tienen diferentes fusiones, pero son parte de un solo cuerpo así nuestros carismas, son importantes, para servicio de nuestros hermanos. Pidamos al espíritu santo ser dóciles, a la voluntad de Dios. dejándolo actuar, en cada momento de nuestra vida,
Hagamos nuestra esta oración al espíritu santo: “Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, enciende en ellos el fuego del amor. Envía señor tu espíritu y todo será creado, y se renovará la faz de la tierra. Espíritu Santo, fuente de luz, ilumínanos. Espíritu Santo, fuente de sabiduría, guíanos. Espíritu Santo, lleno de amor llénanos.”
Y recuerda, Dios sin nosotros sigue siendo Dios, pero nosotros sin Él no somos nada. Su amigo y servidor, Padre Lolo.
PBRO. JOSÉ DOLORES MUÑOZ TRUJILLO
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