Una persona, una familia y una sociedad que no conviven con la MADRE NATURALEZA, no la valoran, no la aman, no la cuidan, no la protegen.
Y esa indiferencia se convierte en actitudes y acciones que la hieren, la lastiman, la van destruyendo poco a poco.
La falta de amor a la MADRE NATURALEZA y las agresiones cotidianas, están alterando profundamente la CASA DE TODOS.
La causa, una grave contaminación por todos los desechos que generamos y no procesamos en forma menos dañina.
O la continuidad de la loca carrera industrial por generar productos a través de combustibles sucios o contaminantes, para ofertar productos cada vez de menor tiempo de uso y con materiales plásticos.
Así como el uso intenso de insecticidas, plaguicidas, herbicidas y otros químicos en la producción de alimentos, afectando los ecosistemas.
Y uno muy grave, la indiscriminada producción de plásticos como envases de todo tipo de productos, que contaminan desde aquello que almacenan, así como a la tierra, el mar y el aire.
El plástico que llegó al mundo por barato es uno de los elementos que más contaminan, así que “lo barato” y ganancias que aporta para los industriales y comerciantes nos sale muy caro.
Además, se usa también solo o combinado esta nueva era de las tecnologías de la información y sus instrumentos para la conectividad.
La pérdida de contacto del individuo con la naturaleza en esta nueva sociedad digital urbana, sin duda que deriva en un crecimiento exponencial de la contaminación.
Afortunadamente, hay algunos segmentos de la comunidad mundial preocupados por el deterioro medioambiental y nos lanzan advertencias de la emergencia en la que está nuestro mundo, no el mundo.
Una de estas agrupaciones, es la Organización de las Naciones Unidas, que para tratar de crear conciencia decretó en 1972 a través de su asamblea el Día Mundial del Medio Ambiente para celebrarse el 5 de junio de cada año.
Y este año, se utilizó para realizar una campaña contra el uso de los plásticos y el caos que provocamos con su destino como basura.
Y he aquí unos datos de alarma que aporta la ONU- Capítulo Medioambiental:
1.-Cada año se producen a nivel mundial más de 400 millones de toneladas de plástico y la mitad es de un solo uso.
2.- Menos del 10% se recicla.
3.- Once millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares.
4.- Los microplásticos (partículas plásticas cuyo diámetro es inferior a 5 mm) invaden los alimentos, el agua e incluso el aire.
5.- Las personas ingerimos más de 50.000 partículas de plástico cada año, e incluso muchas más si se tienen en cuenta las partículas inhaladas. Los productos plásticos de un solo uso que resultan desechados o quemados no solamente perjudican a la salud humana y la biodiversidad, sino que igualmente contaminan todo tipo de ecosistemas, desde los picos de montaña hasta el lecho marino.
Grave, muy grave la situación, pero las medidas correctivas no son lo contundentes y severas por parte de los Gobiernos de todos los países del mundo, más preocupados por preservar el poder y muchos de ellos entregados a los grupos económicos, a Don Capital.
Sin embargo, si es posible frenar el ritmo del deterioro que registra la naturaleza por el efecto de la contaminación brutal por el plástico.
Fundamental, para ello, que el uso de los avances científicos y tecnológicos estén al servicio de esta causa ecológica.
Y obvio que los gobiernos de todas las naciones, sus sectores privados establezcan acuerdos para la sustitución paulatina del uso del plástico como envases de los diversos productos.
La instrumentación de políticas públicas en todo el orbe para el reciclaje adecuado de este tipo de desechos.
El impulso de una cultura del no uso o uso mínimo de productos cuyo envase sea plástico.
El endurecimiento de medidas de control y sanción por parte de los tres niveles de gobiernos para fabricantes, distribuidores y consumidores por el destino inadecuado de los plásticos desechables.
Ese es el gran reto.
El programa de la ONU que trabaja por la protección de la MADRE NATURALEZA, tuvo como objetivo el pasado 5 de junio alzar la voz frente a la creciente evidencia científica sobre los efectos de la contaminación plástica.
Y para ello hizo un llamado a cada individuo de este planeta a modificar su relación con el plástico:
1.- Rechazarlo
2.- Reducirlo
3.- Reutilizarlo.
4.- Reciclarlo
5.- Repensarlo para construir un futuro más limpio y sostenible.
Desgraciadamente, los esfuerzos de la ONU y de cientos de agrupaciones ecologistas, así como de buenos ciudadanos han sido insuficientes para contener la ola de contaminación tan severa.
De pronto nos impacta o asusta ver las toneladas y toneladas de plástico que se rescatan de las calles, arroyos, ríos, mares y océanos.
Pero a lo pocos minutos ya estamos usando y lanzando a la calle o al sesto de la basura sin reciclar, el envase de plástico.
Nuestras conductas son de ecolocos, de suicidas ecológicos.
Somos perezosos e incapaces de hacer lo correcto, de corregir los malos hábitos propios o de quienes están en nuestro entorno. Menos de sumarnos a realizar acciones permanentes para crear conciencia, cultura o educación de protección al medio ambiente.
Dejamos esa labor a los gobiernos. Y estos no hacen bien su tarea.
La alternativa real, es que ante la ausencia de los gobiernos en estas y otras tareas, seamos los ciudadanos quienes nos demos a la tarea de proteger a la MADRE NATURALEZA.
Insisto, con este lema, ANTE LA FALTA D AUTORIDAD, HAGAMOS COMUNIDAD.
El reto es mayúsculo, porque abandonamos la participación comunitaria desde hace mucho tiempo.
Pero la emergencia para salvar a la MADRE NATUALEZA y con ello a nosotros mismos o nuestros sucesores, no admite más miopía por de estas generaciones.
De acuerdo a los datos de la ONU para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C este siglo, debemos reducir a la mitad las emisiones anuales de gases de efecto invernadero para 2030.
Y nos advierte que, si no actuamos ya, la exposición a aire contaminado aumentará en un 50% en esta década, mientras que los desechos plásticos que fluyen hacia los ecosistemas acuáticos podrían triplicarse para 2040.
Además, alerta que, estas no serán las únicas consecuencias. Le seguirán muchas más.
Por lo que reitera de manera enérgica a que, como sociedad en cada comunidad, municipio, estado o país tomemos una acción urgente para abordar y solucionar estos graves y apremiantes problemas.
Y subraya que necesitamos una vida sostenible en armonía con la naturaleza.
Es decir, y esto es a título personal, salir del aislamiento entre cuatro paredes o de las múltiples pantallas que nos atrapan, saturan, acosan y norman nuestras vidas para una sociedad de consumo y modifican las conductas cada vez más en choque con el cuidado, protección y preservación del medio ambiente.
Tarea de todos.
Pues la autoridad, como el alcalde victorense, Eduardo Gattás Báez, solo toma la escoba o la bolsa de plástico para colocar unos cuantos botes o piezas de basura de un parque o del lecho del río Sn Marcos, para tomarse la foto y cumplir con el calendario, aunque la ciudad sea la más sucia de los últimos 20 años.
Si no actuamos de otra forma, vamos juntos al suicidio ecológico
Discussion about this post