Desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero de 2025, la relación con México ha tomado un giro intenso en materia de seguridad. El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha autorizado, tras seis solicitudes al Senado, el ingreso de 309 militares estadounidenses, principalmente del Comando Norte, para realizar entrenamientos en territorio mexicano. Estas operaciones, que incluyen armamento, aviones y helicópteros, buscan fortalecer la lucha contra el narcotráfico, pero han encendido el debate sobre la soberanía nacional. Aquí te contamos los detalles de esta colaboración y sus implicaciones.
Una serie de permisos para entrenamientos militares
El gobierno de Sheinbaum ha solicitado al Senado en seis ocasiones desde diciembre de 2024 la entrada de tropas estadounidenses con fines de capacitación. Sorprendentemente, las solicitudes han sido aprobadas por unanimidad, incluso con el respaldo de la oposición. Algunos senadores de Morena han defendido que estas acciones refuerzan la soberanía de México, a pesar de las tensiones generadas por la presencia militar extranjera.
Entre los permisos destacados están:
Diciembre 2024: Se autorizó la entrada de 11 instructores del 7.º Grupo de Fuerzas Especiales para capacitar a las Fuerzas de Operaciones Especiales de la Secretaría de la Defensa Nacional. Los entrenamientos se llevaron a cabo en Temamatla, Estado de México, y Santa Gertrudis, Chihuahua, entre enero y marzo de 2025.
Febrero 2025: 10 militares estadounidenses entrenaron a la Secretaría de Marina en San Luis Carpizo, Campeche, del 17 de febrero al 28 de marzo.
Marzo 2025: La mayor delegación, con 155 infantes de marina, participó en el Ejercicio Bilateral Anfibio FÉNIX 2025 en Isla Santa Margarita, Baja California Sur, del 24 de marzo al 23 de abril.
Abril 2025: 13 militares y seis aeronaves ingresaron para la Feria Aeroespacial México 2025 en Santa Lucía, Estado de México. Además, 120 elementos del Comando Norte fueron aprobados para un ejercicio conjunto en Chihuahua, del 7 al 25 de julio, llegando en tres aviones C-130 Hércules.
El trasfondo: presión de Trump y preocupaciones por el fentanilo
La llegada de estas tropas responde a la presión de Trump para que México intensifique la lucha contra los cárteles de la droga, especialmente en el tráfico de fentanilo. Según reportes, el presidente estadounidense ha buscado un “papel de liderazgo” para sus fuerzas armadas en México, incluyendo posibles operaciones con drones o fuerzas especiales. Sin embargo, Sheinbaum ha rechazado cualquier acción unilateral, insistiendo en que la colaboración debe respetar la soberanía mexicana.
A pesar de esta postura, la detección en febrero de 2025 de tres aeronaves espías estadounidenses cerca del espacio aéreo mexicano, destinadas a interceptar comunicaciones de cárteles, ha generado inquietud. Aunque operaban fuera del territorio nacional, estos incidentes han avivado el debate sobre hasta dónde llega la cooperación bilateral.
¿Soberanía en juego o estrategia pragmática?
La presidenta del Senado, Ana Lilia Rivera, defendió los permisos argumentando que reflejan el papel de México como una nación soberana en el escenario internacional. Sin embargo, críticos señalan que la entrada de militares armados, junto con la vigilancia estadounidense, podría comprometer la autonomía del país. Sheinbaum ha equilibrado esta delicada situación con una diplomacia cautelosa, logrando que Trump elogie su “firmeza” mientras evita conflictos directos.
La colaboración incluye no solo entrenamientos, sino también el despliegue de 10,000 elementos de la Guardia Nacional mexicana en la frontera y la entrega de 29 líderes de cárteles a Estados Unidos, medidas que han ayudado a posponer aranceles del 25% propuestos por Trump. No obstante, la narrativa de una “invasión” estadounidense, como la han calificado algunos, sigue generando controversia.
¿Hacia dónde va esta alianza?
Con el Ejercicio Especializado Conjunto 2025 programado para julio, la presencia militar estadounidense en México no muestra signos de disminuir. Mientras Sheinbaum insiste en la cooperación sin subordinación, la presión de Trump y la vigilancia en la frontera mantienen la tensión. México enfrenta el desafío de combatir el narcotráfico sin ceder terreno en su soberanía, en un contexto donde cada decisión es escrutada tanto en casa como en Washington.
El debate está abierto: ¿es esta una alianza estratégica o un riesgo para la independencia mexicana? Por ahora, Sheinbaum camina por una cuerda floja, manteniendo la calma en medio de una relación bilateral cada vez más compleja.
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