Hoy es un día especial.
Los anuncios comerciales, las reuniones de oficina anticipadas, las caras de preocupación por encontrar el regalo adecuado o las carreras por la compra del pastel o encontrar un restaurante lindo evocan al festejo a la madre.
Y la nostalgia invade para quienes ya no podemos correr a darle un mega abrazo de esos que funden cuerpo, corazón y alma.
Pero las madres nunca se van del todo, siempre nos acompañan con todo ese amor que nos brindaron en cada etapa de la vida.
Nos concibieron con amor, nos cargaron nueve meses en el vientre y nos trajeron al mundo, dándonos calor desde el primer abrazo, beso y amamante, dejando tatuada su esencia en nuestra fresca memoria.
Nos cuidaron con esmero en la etapa más vulnerable, alimentaron, llevaron de la mano para dar los primeros pasos y nos alentaron a caminar, trotar, correr y nos dieron alas para volar.
Nos mimaron, educaron, formaron, enseñaron la unidad familiar, la colaboración en el hogar y el trabajo en equipo.
Y nos acompañaron en el crecimiento y desarrollo físico, emocional, profesional y nos “graduaron” cuando estuvimos listos para formar nuestra propia familia.
Aunque su labor de madre prosiguió, fue interminable en vida, porque siempre nos abrazó como a sus bebés, hasta el último aliento de vida.
Imposible olvidar o borrar esa memoria que me acompaña siempre y motiva los recuerdos cotidianos. Las caricias, apapachos, regañitos, sus frases clásicas, sus historias familiares, sus platillos, sus consejos y sus festejos y el atesoramiento de sus hijos.
Gracias, madre por todo eso que hoy me viene a la mente en este Día de las Madres del 2025 y que solo es un breve pasaje de todo lo que en vida me transmitiste con tus encantos, bondades y talentos. Los llevo tatuados en mi mente y corazón por lo que los recuerdo y añoro.
Un grandioso abrazo hasta el cielo, de esos tan deliciosos que tú sabes dar y que sé que desde tu lecho sigues enviándonos a tus hijos y nietos para alentarnos a seguir airosos y dejar huellas positivas en nuestro peregrinar por la vida terrenal.
Te amo y siempre estás en mis recuerdos y oraciones.
Gracias Dios por esa madre linda y amorosa.
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