En medio de una guerra comercial que no da tregua, Taiwán y Estados Unidos se sentaron a charlar —virtualmente, claro— para poner sobre la mesa temas cruciales de su relación económica. Con China subiendo aranceles y las políticas globales apretando el cinturón, esta conversación no podría ser más oportuna. Aquí te contamos lo que pasó, con un tono claro y directo.
Una videollamada con mucho en juego
El jueves, los equipos de negociación de ambos lados se conectaron para discutir aranceles, barreras no arancelarias y controles a la exportación, según informó el gobierno taiwanés este viernes. En palabras del Yuan Ejecutivo: “Ambas partes esperan continuar las negociaciones en un futuro cercano sobre estos temas, con el fin de construir una relación económica y comercial sólida y estable entre Taiwán y Estados Unidos”.
Aunque no soltaron demasiados detalles —por acuerdo mutuo—, las fuentes oficiales aseguraron que el ambiente fue constructivo. Un buen punto de partida, considerando las tensiones comerciales que sacuden el mundo.
Taiwán apuesta por el diálogo
El presidente William Lai aprovechó para destacar que Taiwán está en la primera fila de países con los que EE. UU. quiere negociar temas arancelarios. Pero dejó claro que no busca pleitos: nada de represalias comerciales contra Washington. En cambio, propuso un modelo ambicioso: “aranceles cero”, inspirado en el tratado entre México, EE. UU. y Canadá. ¿El objetivo? Una cooperación que dure años.
El contexto no es cualquier cosa
Hablemos del elefante en la habitación: China. Este sábado, Pekín subió los aranceles a productos estadounidenses del 84 % al 125 %, como respuesta a un gravamen adicional del 50 % que EE. UU. impuso, llevando la carga sobre bienes chinos a un impresionante 145 %. Mientras tanto, Donald Trump anunció una tregua de 90 días para la mayoría de los aranceles que decretó el 2 de abril, pero dejó a China fuera de esa pausa.
En este torbellino, Taiwán —con un superávit comercial de más de 73,000 millones de dólares con EE. UU. en 2024— camina sobre una cuerda floja. EE. UU., por su parte, no quita el dedo del renglón: su Oficina del Representante Comercial sigue señalando los aranceles taiwaneses, normas técnicas, medidas sanitarias y restricciones en áreas como propiedad intelectual o inversión extranjera.
¿Hacia dónde va esto?
El representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, confirmó que EE. UU. está teniendo charlas similares con Taiwán e Israel para revisar acuerdos en sectores clave. Por ahora, la videoconferencia dejó un mensaje claro: ambas partes quieren fortalecer su relación, pero hay trabajo por hacer.
Con la guerra comercial en pleno apogeo, estas negociaciones son más que una charla. Son un intento de encontrar equilibrio en un mundo donde las reglas del juego cambian rápido. ¿Qué seguirá? Seguiremos pendientes.
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