En un mundo donde las negociaciones internacionales a veces suenan más a pulseadas que a charlas amistosas, México se mantiene firme pero conciliador. Esta semana, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió con serenidad a las recientes declaraciones del presidente Donald Trump, quien agitó el avispero al mencionar posibles aranceles por un supuesto incumplimiento de México en el pago de agua a Estados Unidos. En su clásica mañanera, Sheinbaum dejó claro que no hay crisis en el horizonte y que el diálogo sigue siendo la clave.
Una mesa para hablar, no para pelear
La mandataria descartó de plano que las amenazas de Trump terminen en sanciones reales. En lugar de subir el tono, México apuesta por fortalecer la comunicación con su vecino del norte. “¿Descartaría sanciones como las que amenazó el Presidente Trump?”, le preguntaron durante la conferencia. Su respuesta fue directa:
“No, no lo creo, es, como sabemos, es la manera también de comunicar del Presidente Trump, pero hay una mesa de trabajo, para fortalecer la comunicación, que a lo mejor lo que se había estado trabajando con el Departamento de Estado, pues a lo mejor no lo conocía la Secretaria de Agricultura. Entonces nuestra labor, pues es informar a todos de qué se trata, cómo se trata y esperemos pues que se llegue a un buen acuerdo.”
Con esto, Sheinbaum dejó entrever que el problema podría ser más un malentendido que una disputa seria. La estrategia, según sus palabras, es simple: informar bien y negociar mejor.
El Tratado de Aguas: un acuerdo que no necesita ajustes
Otro punto que Sheinbaum quiso aclarar es que el Tratado de Aguas de 1944, que regula el reparto de agua entre ambos países, no está en discusión. Este acuerdo establece que México entrega agua del Río Bravo, mientras que Estados Unidos aporta desde el Río Colorado. Y, según la presidenta, no hay nada que renegociar:
“No creo que deba negociarse es un tratado justo, el tema es que la SILA, que es la institución que se dedica a revisar este tratado, o a garantizar que se cumpla el tratado, es un tratado que establece que Estados Unidos entrega agua por el Río Colorado y México, entrega agua por el Bravo, es un tratado justo. De hecho entrega más Estados Unidos de lo que nosotros entregamos porque así es la cantidad de agua que hay en cada lugar, no es más que eso técnicamente establecido.”
Con esta explicación, Sheinbaum subrayó que el tratado es equitativo y está basado en las condiciones naturales de los ríos. No se trata de quién da más o menos, sino de cumplir con lo acordado.
Un futuro de acuerdos, no de conflictos
Lejos de caer en provocaciones, México parece enfocado en mantener el diálogo abierto. Las mesas de trabajo entre autoridades de ambos países ya están en marcha, y la apuesta es clara: resolver cualquier diferencia con información clara y buena voluntad. En un momento donde las tensiones comerciales y políticas entre México y Estados Unidos podrían escalar, la postura de Sheinbaum es un recordatorio de que la diplomacia sigue siendo el mejor camino.
Por ahora, el agua seguirá fluyendo, y no precisamente hacia un conflicto.
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