En estas vacaciones de “Semana Santa”, Tampico, Tamaulipas, siempre es el destino favorito para las familias del rumbo y de turistas provenientes, de la Ciudad de México, Estado de México, Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí, Veracruz, Hidalgo, Puebla, Coahuila y sin faltar los residentes de Nuevo León.
De acuerdo a reportes del ayuntamiento de Ciudad Madero (TAM) y de la Secretaría de Turismo, del gobierno de Tamaulipas, se esperan hasta un millón de turistas, para esta temporada vacacional, de tal manera que los empresarios del ramo, Protección Civil, Guardia Nacional y Guardia Estatal se preparan para tales efectos.
Antes los bañistas cuando pensaban en las Playas de Miramar, se referían solo a Tampico, empero ya las autoridades se han encargado de difundir, que este delicioso paraje es del municipio de Ciudad Madero, que registraba en el 2020, hasta doscientos cinco mil 933 habitantes, según informaciones del INEGI.
En el 2020 Tampico disponía de 297,562 habitantes (INEGI), Altamira de 269,790 habitantes y Ciudad Madero de 205,933, conformando una boyante zona conurbada de casi un millón de gentes, además de la población flotante, dado que cientos de personas llegan a realizar compras, estudios, diversión, negocios y citas médicas.
Después de esta breve introducción, quiero referirme a los sitios de interés turístico del bello puerto, como es el icónico Palacio Municipal situado por la calle Cristóbal Colón, la Catedral de Tampico ubicada frente a la plaza de Armas y el nuevo Mercado Municipal, que es parte del complejo “Plaza Hijas de Tampico”.
Tampico cuenta con dos recintos en la periferia de la Laguna del Carpintero, que fueron construidos durante el sexenio del gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington (1999-2004), por un lado, el Espacio Cultural Metropolitano y a un costado se eleva el Centro de Convenciones y Exposiciones con capacidad de 8 mil gentes.
En la plazoleta de “La Libertad”, que se localiza entre la esquina de Benito Juárez y Francisco I Madero de la zona centro del “Puerto Jaibo”, mirando al sur, se levanta el viejo “Edificio de la Compañía de Luz” de 1918 (hoy SAT) y de forma paralela, deslumbra por su armonía arquitectónica, el hotel Sevilla de 1959.
Para completar el espectacular tour, más al fondo en dirección sur, se localiza la vieja “Aduana de Tampico” de 1827, que se ubica en el margen norte del río “Pánuco” y que hoy está bajo la Administración del Sistema Portuario Nacional Tampico (ASIPONA), dependiente de la “Secretaría de Marina”.
El edificio de la antigua “Aduana de Tampico” o la Receptoría Marítima, es una construcción de la época del Porfiriato, que inició operaciones el 16 de octubre de 1902 y desde el 2004 la planta baja, está dedicada al “Museo de la Victoria de Tampico” de 1829 (Wikipedia).
Los cronistas del lugar señalan que se atribuye a doña Carmen Romero Rubio, segunda esposa de Porfirio Díaz y originaria de Tamaulipas, que “la aduana se estableciera del lado norte del río y no del sur que pertenece a Veracruz, puesto que el primer edificio ya resultaba insuficiente a finales del siglo XIX”.
En 1896 comenzó la construcción de un nuevo edificio de estilo inglés y Don Porfirio Díaz, encargó los planos a la “Compañía de Ferrocarriles Centrales Mexicanos”, con un presupuesto inicial de 1,850,000 pesos en oro y la aduana fue inaugurada por el propio Presidente Díaz, el 16 de octubre de 1902.
De Europa se trasladaron elementos prefabricados como el hierro fundido, los ladrillos fueron traídos de Inglaterra, sus columnas son de fierro colado originario de Francia, mientras que los barandales y el enrejado de las ventanas, es también de origen francés y la madera fue importada de Luisiana, Estados Unidos.
Los invito a recorrer la actual aduana de Tampico, en donde pueden mirar el glamour de otras épocas del puerto o bien desde aquí observen al norte, la imponente infraestructura de viejos edificios tipo western, como si anduvieran en el Downtown de San Antonio, Texas, El Paso, Texas o en Baltimore, Maryland.
El único pero del Puerto de Tampico, es que los residentes o turistas, donde quiera se topan con grandes cocodrilos, que alcanzan los 2 metros de largo y 200 kilos de peso, quienes merodean la Laguna de Carpintero, el Canal de la Cortadura y la Laguna del Chairel, convirtiéndose esta especie en un problema de salud pública.
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