A propósito de la conmemoración del 31 Aniversario del asesinato de un sonorense distinguido, gran patriota y político fino, de nombre Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien había manifestado abiertamente su deseo de participar, en la contienda, para suceder al licenciado Carlos Salinas de Gortari, como presidente de México.
Cabe señalar que la persona electa estaría en funciones de 1994 al 2000. Con antelación ya había realizado encuentros con líderes políticos, empresarios y factores de opinión, quienes muy temprano se sumaron a la causa, corriente que ganó simpatías, como aspirante a contender por el Partido Revolucionario Institucional.
Es necesario agregar que meses antes, en una conmemoración de la Fundación del PRI en la Ciudad de México, en su carácter de orador oficial, había reafirmado su deseo de gobernar al país, porque “veía a un pueblo agraviado”, por las desigualdades en todos los ámbitos de la vida nacional.
Para dar a conocer abiertamente sus inquietudes políticas, en su carácter de presidente del PRI, llevó la convocatoria a todos los rincones, para que participaran en dicha contienda, que de hecho empezó con la preparación de la Décima Cuarta Asamblea Nacional del PRI, “que se convirtió en el punto de partida de su proyecto político”.
Esto me lo contó el profesor Noé Báez Coronado, un priista distinguido en Ocampo, (TAM), quien ocupó varios cargos directivos, dentro del partido político, por ejemplo, 2 veces fue síndico Municipal y en una de ellas, agente del ministerio público, además de ser Maestro de Oratoria Política de la escuela de Cuadros del PRI, nombramiento otorgado, por el licenciado Alfonso Martínez Domínguez, quien era el líder nacional.
El maestro Báez señaló que junto con el señor Eusebio Maldonado, del ejido Librado Rivera, del municipio de Ocampo, asistieron como delegados a la XIV Asamblea del PRI en Ciudad Victoria, presidida por el referido señor Colosio, quien exhortó a los delegados, a expresar claramente “los pro y los contras”, hacia nuestro partido.
En su mayoría los que intervinieron se dedicaron a lisonjear al partido y a sus dirigentes, arguyendo que eran institucionales, algo que no esperaba el dirigente nacional y los exhorto una vez más, a reconocer la realidad política, que atravesaba el país y es aquí donde decide participar Báez Coronado, como “dicen vulgarmente hablar al calzón quitado”.
A manera de anécdota refiere que el recinto oficial, que fue en uno de los teatros de la capital victorense, en el acto todas las miradas, se dirigieron a los delegados de Ocampo, “creyendo que eran unos perredistas colados, contratados para echar a perder el evento”.
Curiosamente el licenciado Colosio, en lugar de hacerlos callar, “con ademanes los exhortó a continuar su exposición”, durante la cual expresó que, en México, ya había un gran descontento en contra de nuestro partido y ya el PAN, había conquistado distintas gubernaturas de la geografía nacional.
Hechos que demostraban que algo no estaba funcionando, por lo que era necesario corregir el rumbo de la patria, para seguir siendo absoluta mayoría en las Cámaras, ideas que fueron llevadas a la Décima Cuarta Asamblea Nacional del PRI, por los delegados tamaulipecos Noé Báez y Eusebio Maldonado Bermúdez, en donde Colosio Murrieta, volvió al pedirles, “externaran libremente sus inquietudes”.
Desgraciadamente la clase política dominante, no interpretaron con fidelidad, las intenciones de este prócer de la democracia y en lugar de enriquecer sus propuestas, un trágico miércoles 23 de marzo de 1994, ponen una pistola en manos de un sujeto de nombre Mario Aburto, en Lomas Taurinas, en Tijuana, BCN.
Sus enemigos nunca entenderán que, al matar a Colosio, también mataron al PRI, instituto político que sigue teniendo hombres valiosos, que se la juegan en las urnas, como el ex presidente del PRI y al momento senador por SONORA, Manlio Fabio Beltrones y Adrián de la Garza Santos, el alcalde de Monterrey, Nuevo León.
Algo para el anecdotario que refiere el también creador artístico y promotor cultural de Ocampo, que el presidente municipal de ese tiempo Almaquio Muñiz Ávalos, recibió tremenda regañada de la dirigencia partidista, por haber permitido, que vinieran como delegados a la mencionada asamblea, personajes con ese talante, a lo que contestó que era su síndico y segundo regidor.
Por último, se lamenta de ver la falta de convicción y las zancadillas, que se prodigan los políticos del nuevo cuño o se olvidan, de los verdaderos propósitos, que los llevaron a ocupar puestos de elección popular y anteponiendo sus intereses muy personales, resultan una masa dúctil, en manos de los actuales gobernantes.
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