Diciembre, anteriormente venía a ser para los presidentes Municipales una época de evaluación en su proyecto de Gobierno, un recuento de los resultados obtenidos y pendientes por realizar, permitía la retroalimentación en el quehacer público, marcando las políticas a seguir ante las crecientes necesidades básicas y la escasez de recursos económicos, lo que obligaba a tratar de “hacer más con menos”.
Recuerdo que un 17 de diciembre de 2002, a las 10 am, rindió su Informe, José Francisco Escobar Rosales (+), presidente de Ocampo, Tamaulipas en el que sin duda dio a conocer los logros alcanzados bajo su administración y con el amplio apoyo de Tomás Yarrington Ruvalcaba.
El Auditorio Municipal, fue declarado recinto oficial y contó con la representación del Ejecutivo de la Entidad, por parte de Eduardo Mercado Gámiz, Director de Desarrollo Rural, dependiente de la Dirección General de Desarrollo Agropecuario.
Hablando de alcaldes les diré que, en Ocampo, como en todos los municipios ha habido buenos, malos y entreverados. La mayoría de origen campesino o apoyados por los campesinos como fueron el caso de Ángel Trejo Turrubiates y Rufino Rosas Montelongo, que se identificaban más con el sector popular y postulados por el PRI, a excepción de Ignacio Herrera Hernández, que llegó apoyado por un grupo no registrado en el periodo 1984-1986.
En la época post-revolucionaria han gobernado a Ocampo aproximadamente 47 alcaldes con el actual. Algunos lo hicieron por meses, uno o dos años, ya fuera por ajustes administrativos, desaparición de poderes, ocupar otros cargos o defunción. En los últimos tiempos con la salvedad de Vicente Guerrero Vázquez (+), todos cumplieron con el trienio.
Entre los que se señalan, junto al periodo de gestión: Feliciano Ortega, 1911; Miguel M. Garza, 1920; Pedro Llanos, 1921; Antonio López, 1922; Juan Nava Hernández, 1923; Tito Flores, 1924; Casimiro Piňa Montelongo, 1925; Canuto Llarena Sifuentes, 1926; Antonio Olvera García, 1927 y Juan Meléndez Monsibáez 1928-1929.
Por su lado Don Alejandro Padrón Meza, estuvo de 1930 a 1931; Clemente Nava Alvizu, 1931-1932; Daniel Gómez de León, 1933-1934; Alfonso Aguirre, 1935; Onésimo Munguía Molina, 1935-1936; Cirilo Azua Castro, 1937-1938 y Fidencio Ávila Contreras, 1939-1940.
Asimismo, Genaro Gómez Rodríguez, 1941-1942; Eusebio Hernández Hernández, 1943-1945; Jesús Castillo Reyes, 1946-1948; Ramón Ignacio Guerra, 1946-1948; Bonifacio Camacho Rodríguez, 1949-1951; Ángel Trejo Turrubiates, 1952-1954; Isidro Gómez Reyes, 1955-1957; Dámaso Noriega, 1957; Alberto Granados Pedraza, 1958-1960; Juan Gómez Domínguez, 1961-1962; Román Lucio Torres, 1963-1965; Florencio Montelongo Sifuentes, 1966-1968; Natividad Aguillón Yáñez, 1969-1971 y Víctor Eloy Guerra Arguello, 1969-1971.
De igual modo Silvestre Ávalos Guerrero, 1972-1974; Raymundo Castillo Guzmán, 1975-1977; Juan Sánchez Ramírez, 1978-1980; Silvestre Ávalos Guerrero, 1981-1983; Ignacio Herrera Hernández, 1984-1986; Rufino Rosas Montelongo, 1987-1989; Almaquio Muñiz Ávalos, 1990-1992; Vicente Guerrero Vázquez, 1993-1995; Miguel Banda Domínguez, 1993-1995; Alejandro Martínez Eligio (+), 1996-1998; Vicente Guerrero Sánchez, 1999-2001; José Francisco Escobar Rosales, 2002-2004 y José Rubén León Montalvo, 2005-2007.
Sin faltar en este paquete, se menciona al ingeniero Vicente Guerrero Sánchez (2008-2010); Abraham Pineda Díaz (2011-2013); Juan Enrique Liceaga Pineda (2014-2016); Pedro Javier Muñiz Camacho (2017-2018); José de Jesús Ávalos Puente (2019-2021) y por supuesto el presente alcalde, Melchor Budarth Báez (2021-2023) y (2024-2027).
Cabe señalar que hasta el periodo del licenciado Pedro Javier Muñiz Camacho, el Partido Revolucionario Institucional, tuvo sus fortalezas comparativas en la comarca y sus contundentes victorias electorales, permitieron ganar a candidatos a la gubernatura, como Américo Villarreal Guerra (+), Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington Ruvalcaba, Eugenio Hernández Flores y Rodolfo Torre Cantú (+) por citar a los recientes.
En ese tiempo la gente de Ocampo, presumía su arraigo, la militancia, el sentido de identidad y sentido de pertenencia, donde quiera que se paraba, arengaba con orgullo, “el ser priísta de Corazón” y se vanagloriaba de las siglas del PRI, de que tenía una amplia historia política, que gobernó a Tamaulipas, por más de ocho décadas de manera consecutiva y cuyo eslogan era “Democracia y Justicia Social”. Continuará.
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