Las autoridades migratorias de Estados Unidos anunciaron este jueves el cierre de cinco instalaciones temporales de procesamiento ubicadas en la frontera con México, debido a la significativa reducción en el flujo de migrantes. Los centros afectados se encuentran en Donna, North Eagle Pass y Laredo (Texas), así como en Yuma y Tucson (Arizona). Sin embargo, las instalaciones en San Diego (California) y El Paso (Texas) permanecerán operativas, según informó la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
La CBP reportó que, durante febrero de 2025, se registró un promedio de 300 detenciones diarias de migrantes indocumentados en la frontera suroeste, la cifra más baja en la historia de la agencia. Esto representa una caída del 94% en comparación con el mismo mes del año anterior y una reducción del 71% respecto a enero de 2025.
Pete Flores, comisionado interino de la CBP, atribuyó esta disminución a las políticas migratorias de “mano dura” implementadas por el presidente Donald Trump, las cuales han permitido la expulsión rápida de migrantes en situación irregular. “Ya no son necesarias estas instalaciones temporales, ya que los inmigrantes están siendo expulsados de manera eficiente”, explicó Flores.
En paralelo, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, anunció el cierre paulatino de los centros migratorios en la provincia del Darién, una ruta clave para los migrantes que se dirigen hacia Norteamérica. Mulino destacó que el flujo migratorio en esa zona se redujo en un 98%, pasando de 36.841 personas en marzo de 2024 a solo 112 en el mismo mes de 2025.
Estos cierres reflejan un cambio significativo en los patrones migratorios en la región, aunque organizaciones de derechos humanos han expresado preocupación por el impacto humanitario de las políticas de expulsión rápida y el acceso a protección internacional para quienes huyen de situaciones de violencia y pobreza.
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