La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) compartió en sus redes sociales la carta que el Papa Francisco envió a todos los obispos católicos en los Estados Unidos por “la importante crisis” que se vive en ese país debido a las deportaciones masivas contra migrantes.
La misiva escrita por el Santo Padre abarca tres cuartillas en las cuales remarcó que un “verdadero estado de derecho” da trato digno a todas las personas, fundamentalmente a las más pobres y marginadas; al mismo tiempo, ese mismo estado de derecho debe promover políticas que regulen de “manera ordenada y legal” la migración y no a partir de medidas coercitivas que nunca darán un buen resultado.
“La mencionada maduración no puede construirse a través del privilegio de unos y el sacrificio de otros. Lo que se construye a base de la fuerza, y no a partir de la verdad sobre la igual dignidad de todo ser humano, mal comienza y mal terminará”, advirtió la carta a los obispos.
Al mirar lo que sucede en los Estados Unidos, el Papa afirmó que para una conciencia “rectamente formada” es imposible dejar de hacer un juicio crítico entorno a las medidas que “de manera tácita o explícita” relacionan la condición de migrante indocumentado con la de criminal.
Si bien los países y sus gobiernos tienen todo el derecho de defenderse y mantener a salvo a los ciudadanos de actos violentos que los afecten en sus comunidades, no se debe perder de vista que cuando se deporta a personas que han huido de su país por cuestiones de inseguridad, explotación o pobreza, vuelven a ser colocados “en un especial estado de vulnerabilidad e indefensión”.
“Preocuparse solo por la identidad personal, comunitaria o nacional, al margen de estas consideraciones, fácilmente introduce un criterio ideológico que distorsiona la vida social e impone la voluntad del más fuerte como criterio de verdad”, sostuvo el Papa Francisco.
En la carta, el Papa también reconoció el valioso esfuerzo de todos los obispos en los Estados Unidos “por trabajar de manera cercana con los migrantes y refugiados promoviendo el evangelio y el respeto a los derechos humanos de quienes “son considerados menos valiosos, menos importantes o menos humanos”.
Igualmente, el mensaje para todos los católicos en el mundo y para las personas de buena voluntad por parte del Papa consistió en “no ceder ante las narrativas que discriminan y hacer sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados”; sobre todo porque los seres humanos estamos llamados a vivir en solidaridad y caridad, “a construir puentes que nos acerquen cada vez más y no muros de la ignominia”, destacó la comunicación papal respaldada y difundida por el Episcopado Mexicano.
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