Imposible negar que AMLO fue uno de los mejores presidentes de México. A la altura de Lázaro Cárdenas; convencido del pensamiento juarista y los ideales democráticos del Apóstol Francisco I. Madero. En cuanto al humanismo está claro que rescató la herencia de Morelos puesta en práctica el anterior sexenio y revalidada por Claudia Sheinbaum y algunos gobernantes surgidos de las filas morenistas.
Sin embargo, debemos reconocer que, como cualquier político, “el peje” también falló en aspectos fundamentales de su administración. Una de las más visibles el combate a la delincuencia que en sus modalidades de “organizada” y “de cuello blanco” propiciaron temor, impunidad y saqueo desmedido del patrimonio público. Eso de “abrazos y no balazos” tiene sello de fracaso como también lo tiene la lucha contra la corrupción cuando estamos ciertos del pleno disfrute de las fortunas logradas por incontables ex funcionarios que ni se esconden para presumir lo robado cual si fuera hazaña existencial. En este sentido la generación de la 4T está en deuda con la sociedad.
Usted dirá que doña Claudia hace lo posible por erradicar la violencia confiando buena parte de la responsabilidad tanto a Omar García Harfuch secretario de Seguridad Ciudadana, así como al Fiscal Alejandro Gertz Manero ambos ahora presionados por el gobierno gringo que agrega lo que a sus intereses conviene. Esfuerzo loable sin duda del que deseamos buenos resultados cuanto antes, mejor, considerando que el beneficio alcanzará razones económicas y mejoramiento de relaciones con la vecina nación. Hasta aquí vamos bien.
En cuanto al pendiente generacional tiene que ver con la corrupción institucionalizada durante los gobiernos del PRIAN. ¿Por qué siguen libres Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto?. ¿Qué esperan para “echarles el guante” si encabezaron las mafias de ladrones que desgraciaron al país? Al respecto AMLO siempre insistió en que venganza ni persecución políticas eran su fuerte y lo sostuvo hasta el último día de su mandato, pero al margen de esta convicción personal, de que hay delitos que investigar, eso-que-ni-que.
Los tiempos han cambiado. De ahí la obligación oficial de enjuiciar a los bandidos en cuestión, haciendo caso omiso de aquella presunta consulta mediante la que se justificó la inacción contra los corruptos emboscados tras el poder. Esta es la deuda que La Jefa podría solventar para tranquilidad de la memoria popular que ni olvida ni perdona a estos misérrimos que con singular alegría siguen burlándose de la justicia. Y deje, que hasta se creen con suficiente autoridad moral para criticar, desaprobar y atacar al régimen actual…pelaos estos.
El asunto es que la impunidad persiste a pesar de las denuncias y pruebas que con frecuencia aparecen en “las mañaneras” que desafortunadamente solo quedan en palabrería cercana a la demagogia. Disculpe que el columnista insista en que ya es hora de aplicar la ley con rigor suficiente para evitar que algunos(as) transformadores(as) ejerzan la fea costumbre de robar. Ojo que muchos(as) y conocidos (as) morenistas no son de confiar. Y ni modo que sea invento.
SUCEDE QUE
No nos hagamos; los ex funcionarios del PRIAN son corruptos no pendejos.
Y hasta la próxima.
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