Esta Ley data de 1798 y faculta al presidente para detener y deportar a personas no ciudadanas en tiempos de guerra declarada o si el presidente decreta que “ha habido una invasión” o incursión depredadora de parte de una nación o gobierno extranjero.
Esta ley no distingue entre personas ilegales y las legales por residencia permanente, basta con que sea del país que se considera hostil como México y resto del mundo que “dizque les manda a sus peores hombres, violadores, asesinos y ex convictos” dice Trump.
Lo peor es que con esta ley no hay derechos humanos que valgan, no tienes oportunidad de declarar lealtad a ese país, no proceden amparos ni acciones legales ante tribunales.
Esa ley puede cobrar vigencia con un decreto presidencial como el que firmó Donald Trump el día de su asunción al poder, a eso se le añade el otro decreto firmado ese mismo día donde declara que los carteles mexicanos como terroristas, adquiriendo de esa manera la facultad de entrar en nuestro país con sus fuerzas armadas a combatirlos con o sin consentimiento de México.
La situación es altamente grave vista desde el punto de vista que están preparando una invasión, el pretexto es el combate a esos grupos, la meta apropiarse de algunos estados del norte de México y sus recursos naturales, andan como perro del mal, mordiendo al que se les atraviese, quieren el canal de Panamá, Groenlandia, buscando arrebatársela a Noruega, Canadá quieren su territorio.
Sucedió que dizque algunos grupos de México balacearon a sus agentes de migración, lo que parece un montaje so pretexto de iniciar una confrontación. Por el bien de México es hora de que nuestra presidenta ordene militarizar la frontera para evitar un desaguisado como el mencionado, hacer alianzas militares con naciones amigas.
Asimismo, ponerle un alto al prianismo y periodistas chayoteros para que se conduzcan con propiedad y dejen de arengar contra México o procesarles por traidores a la patria de inmediato, nada de que es libertad de expresión, cuando sabemos a qué intereses obedecen.
Si no pasara esa probable invasión, Estados Unidos está atentando contra nuestra estabilidad económica, quiere quebrar la economía nacional, con los deportados las remesas caerán fuertemente y se vendrá una crisis de liquidez, las empresas extranjeras que no tienen patria se irán de México.
Pero lo más peligroso que vincularán a muchas empresas mexicanas sin pruebas con los cárteles y podrán incautarles sus activos en el extranjero y ordenarán a los jueces nacionales que los expatrien, ya el loco de Elon Musk dijo que Carlos Slim no podría estar entre los hombres más ricos del mundo si no era por tener tratos con esos grupos criminales.
Por ello quieren expulsar a todos los mexicanos de su país que en una probable guerra serían como el enemigo dentro.
Buscarán a los peores enemigos de México para imponer un títere de presidente que les permita apropiarse de nuestros recursos naturales y la historia se repetirá, al estilo Milei en argentina, pueblo quebrado, ricos en jauja y los extranjeros explotando sus recursos naturales.
El asunto es de extrema gravedad y se requiere que la presidenta reciba acompañamiento y la oposición se sume en un frente por México y contra los enemigos de la nación.
Como paradoja, algo que se ha perdido en la economía, la ley del mercado y la competencia perfecta, se encargarán de poner al aprendiz de economista Donald Trump en su justo medio, se le disparará la inflación tan luego imponga aranceles, sus campos quebrarán, sus viviendas se encarecerán por falta de personal calificado.
Las políticas arancelarias pegarán de inmediato en los precios de sus consumidores, no le venderán como lo espera, Estados Unidos se verá aislado y boicoteado, sentirá una marabunta de hormiguillas pedorras devorar su grandeza y acabará humillado por la soberbia, el ego y prepotencia de su dirigencia.
Lo más seguro es que el BRICS se fortalezca, la Unión Europea ya no los ve como socios, el engaño en la OTAN, les acabó sus economías, están en quiebra, tal vez de pronto México salga fortalecido y todos los países vuelvan al modelo de sustitución de importaciones y esa mano de obra desechada allende las fronteras ya capacitada proyecte a nuestro país a otras escalas de crecimiento.
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