Una vez trascurridos los festejos de la “Navidad y el Año Nuevo”, en donde cada temporada las familias mexicanas y tamaulipecas, se reúnen para celebrar el “Nacimiento del Niño Jesús”, el 24 de diciembre, además de que el mundo entero, recibió con júbilo el Año Nuevo, desde los más diversos confines de la tierra.
Hoy de lo que elijo hablar, es del tema del respeto, “cuyo valor permite al ser humano reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y sus derechos”. Es decir, el respeto es “el reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos y de la sociedad”.
En otro párrafo sacado del internet, encontré que la palabra respeto “ha cobrado importancia en la actualidad”. Está de “moda” hablar de respeto hacia los niños, ancianos, animales y plantas. Todos hablan de tolerancia y respeto. El respeto implica entendimiento, comprensión y una gran dosis de amor”.
Tratando de entender un poco más de este asunto, escuché un cuento de YouTube, denominado “Las conejitas que no sabían respetar”, que revela que el abuelo conejo Serapio quien tenía dos nietas, se burlaban de las abejas, les decían cosas feas y les propuso, que cada vez que faltasen el respeto, escribiera la palabra “disculpa”.
Siguiendo con Serafina y Séfora las nietas de Serapio, un día se cansaron de escribir y dijeron “será mejor que dejemos de faltar el respeto a la gente, en lugar de tanto escribir”, en eso Serapio, comentó “que borraran del cuaderno lo escrito”, pero vieron que las hojas no quedaban como antes.
El abuelo Serapio quien vivía en lo alto de la montaña, expresó “así queda el corazón de las personas a las que faltamos el respeto”, claro que “las huellas no se borran por completo” y como refiere un poco el refranero popular mexicano, Colorín Colorado, este cuento no se ha acabado.
Pareciera que el valor del respeto, ya poco se práctica, sí es en la calle, no se hacen caso a los reglamentos de tránsito de las autoridades y un ejemplo constante, son algunos motociclistas que rebasan por la derecha, no traen casco de protección y suben más de tres pasajeros a su vulnerable unidad.
Especialistas del medio ambiente, dan testimonio del gran desastre ecológico, que han creado los seres humanos, citando que, en lugares como la Ciudad de México, se registra un movimiento diario de 4.5 millones de carros, verbigracia solo imagen el aire que respiran los individuos y en dónde queda el respeto por la vida.
Esta problemática, se agudiza en la zona metropolitana de Monterrey, que rebasa los 5 millones de habitantes, vaya la gente que trabaja, los jóvenes estudiantes o bien las familias del Norte, que deben atender tópicos de salud, a veces tardan dos horas, para trasladarse de un punto a otro y nadie piensa en el tiempo de los demás.
No conforme durante este fin de año, se registraron decenas de accidentes por las diferentes carreteras, ocasionando costosos daños materiales, dolor y muerte y siempre me pregunto, por qué en cada choque, uno de los conductores no manejó a la defensiva y por qué no respetó la distancia del otro.
Ahora veo que hay frenéticos choferes de tráiler que llevan hasta dos contenedores, a más de cien kilómetros de velocidad, amén de no respetar las disposiciones técnicas de las maltratadas vías o en las rutas de montañas, dichos armatostes se llevan de encuentro a los autos pequeños.
Por último, como señala Ayad Akhtar, el actor y escritor estadounidense, que fue ganador de un Premio Pulitzer por una Obra Dramática, “el secreto de una vida feliz es el respeto, respeto por ti mismo y respeto hacia otros”, por lo tanto, la palabra estelar para el año nuevo es el “respeto” y no la anoten, mejor practíquenla.
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