Durante marzo del año 2001, justamente cuando trabajaba como Administrador General de la “Junta de Administración, Operación y Mantenimiento”, de Agua Potable y Alcantarillado de Tula, Tamaulipas, me tocó efectuar una serie de diligencias burocráticas en la “capital cueruda”.
Un lunes por la mañana, acompañado de Francisco Javier Márquez Arriaga, quien era el encargado del “Programa de Cultura del Agua”, de la JAOM Tula, visité la Gerencia Golfo Norte de la Comisión Nacional del Agua, la Gerencia de la Comisión Federal de Electricidad en Victoria y la Comisión Estatal del Agua en Tamaulipas.
Ya entrada la tarde salí en mi vehículo particular con rumbo a Ocampo (TAM) y después de pernoctar en el pueblo natal, en punto de las 8:30 am, le pedí al ocampense “Paco” Márquez, fuera conmigo a una serie de inspecciones técnicas, hasta el ejido San Rafael, ubicado a 30 kilómetros al poniente de Tula, Tamaulipas.
Quiero decir que, llegando, al hoy pueblo mágico de Tula, enfilé el carro por el camino de terracería que va en dirección a “San Rafael” y que 20 km más adelante conecta con las comunidades rurales de “El Salitrillo y La Verdolaga”, de esta comarca, de tal modo que hacía frío pues el invierno apenas concluiría.
Les comento que alrededor de las 10:45 am, me estacioné a un costado de una humilde casa de madera y techo de lámina, en el multicitado ejido San Rafael, en donde esperaba un Señor y su amable esposa, que fácil superaban las siete décadas de existencia y cuya petición era la dotación de un “hidrante de agua”.
Como anécdota, les cuento que, en ese tiempo, dicha comunidad formaba parte del complejo “Sistema Rural Múltiple de Agua Potable, Celso Huerta (TULA)-Joya del Quiote (BUSTAMANTE)”, que atendía a veces con apuros la JAOM y posteriormente la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Tula.
De repente la anfitriona preguntó ¿ya almorzaron? Acto seguido el Señor ofreció una humeante taza de café negro con canela hervida, que tenía en el fogón situado en el interior de la cocina, empero vi a lo lejos que todavía guisaba las “vísceras de cabrito” con manteca, aderezado de chile, tomate, cebolla picada y orégano.
El buen samaritano con mucha generosidad, sirvió a los sorprendidos foráneos, varias guarniciones de deliciosos cortes de “fino chivo de la región”, que despedían aromas inigualables por su exquisita cocción, sin faltar los tradicionales frijoles negros de la olla, la sopita de arroz y las tortillas de maíz (tamaño extra grande).
Parece que la dama en mención leía mis pensamientos, porque pidió a su amado esposo, que rellenará las bandejitas de los emisarios de la “Junta de Agua Potable de Tula” y creo que valió la vuelta a Victoria, Ocampo, Tula y San Rafael, en virtud de que me sentía como “El Rey de Cabrito”, de Monterrey, Nuevo León.
Después de acabar con ese manjar de Reyes, tomé la ruta a El Salitre y La Verdolaga, que son rancherías de Tula, que además integraban el “Sistema Rural Múltiple de Agua Potable, Celso Huerta-Joya del Quiote, amén de señalar que tal población se encuentra muy al oeste y pertenece a la municipalidad de Bustamante.
Cabe expresar que el reloj marcaba las 17 horas y andaba repitiendo el saborcillo especial del cabrito, sin embargo, el aprendizaje de esa fresca mañana es que “las personas humildes son bastante compartidas” y que, a pesar de las carencias económicas de las familias, degustan los mismos platillos de la “Sultana del Norte”.
Generalmente esos recorridos de inspección obedecían a situaciones relacionadas con las conexiones de hidrantes públicos, a reparaciones de la red o bien en la estación de lluvias, los temporales provocan “la caída de cuchillas”, en los cables de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad, dejando a la gente sin agua.
Facebook: olimpobaezcedillo Twitter: @guiadelbien
Discussion about this post