Será cuestión de alrededor de 12 años, por asuntos personales, busqué al sacerdote Joel Alanís Tinoco, quien se desempeñaba como Padre Vicario, en la parroquia de “San José” de Ciudad Mante, Tamaulipas y que por un largo tiempo fue el responsable de la iglesia de “Santa Bárbara”, de Ciudad Ocampo (TAM).
En ese tiempo, yo venía saliendo de un proceso de divorcio, por lo que era complicado reorientar el camino y sentía que necesitaba un “faro de luz, de tal modo, que me entrevisté con el Señor Joel Alanís, que aparte era amigo de Ocampo y quien me escuchó muy atento, por espacio de dos horas en su confortable oficina.
El padre Joel es un hombre bonachón y tiene poderes sobrenaturales, otorgados por Dios, quien deliberó lo siguiente: el municipio de El Mante, es una zona eminentemente rural, lo que obliga a los hombres jóvenes, a las mujeres y a las familias enteras, a que migren tratando de lograr mejores horizontes.
Dijo el sacerdote “esa alta migración ha traído a esas comunidades, bonanza, bienestar y los hijos menores han podido estudiar con la ayuda del Papá, que radica en Estados Unidos” y empero agregó, este fenómeno también dejó desintegración familiar, infidelidades, separaciones, rompimientos conyugales y dolor.
Es el “hambre de la gente”, el detonante para que un hombre, emprenda su vuelo a la Unión Americana y me gustaría saber que motivaciones, pasan por la mente de los varones, unos solteros o bien casados de Tamaulipas, San Luis Potosí, Nuevo León, Zacatecas, Coahuila y otros estados expulsores de mano de obra.
Adentrándome en la psique humana del bracero, preguntaría lo siguiente: ¿dónde queda EE-UU? ¿cuándo regresaré al terruño? ¿estoy dispuesto a pagar el precio, ante la arriesgada apuesta? ¿y sí no me quieren los gringos? ¿y sí pierdo a mi familia? ¿y sí no soy el mismo allá y después acá? ¿sí muero en el intento?
En el artículo, “Cruzando la frontera: Experiencias desde los márgenes” (scielo), se detalla que: “atravesar la frontera México-EU no significa transitar de un territorio a otro. Franquear la línea que separa a 2 países, supone un cambio de posición social, de rol, de estatus jurídico y de identidad. Nadie cruza la frontera sin consecuencias”.
Además, que “el cruce de la frontera, es un momento clave en la trayectoria migratoria, porque marca el momento en que opera una modificación de posiciones y estatus: de ciudadanos a indocumentados, de zapotecos a latinos, de nacionales a extranjeros, de campesinos a jornaleros agrícolas, janitors o lavaplatos” (scielo).
La suerte de los pasaporteados, se explica en que ellos trabajan más de cuarenta horas por semana, a veces agarran una quincena sin descanso o laboran en sitios, en donde deben manejar cerca de dos horas, para llegar a su empleo o en su defecto realizan la chamba que nadie hace en EU, diría Vicente Fox, ex-presidente.
Considero que la buenaventura de estos soñadores, que llegaron sin nada a EU, que pasaron por la garita internacional bajo la mirada de la Border Patrol-Texas y otros cruzando a nado por el Río Bravo, se relaciona con la fuerza, determinación, carácter, pasión, visión, alegría, amor, empatía, responsabilidad y fe.
Informaciones aseguran que “38.8 millones de personas que radican en EU son de origen mexicano”, representando un potencial económico y en “2022, México recibió 58 mil 497 millones de dólares por remesas con un crecimiento de 13.4%, respecto al año anterior, rompiendo nuevamente récord en la historia del país” (gob.mx).
En 2022 hubo una inversión de mexicanos en EU, de 28 mil millones de dólares, en la rama de franquicias, en los servicios profesionales y técnicos, comercio mayorista y alimentos, asimismo 1.2 millones de gentes son emprendedores y la tercera generación de migrantes mexicanos, ahora son inversionistas y constructores allá.
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