El sonido constante de los tambores y los gritos que desde el jueves se escuchan afuera del Senado comenzaron a tener un sonido cada vez más fuerte, mientras en la tribuna terminaba de hablar el panista Gustavo Sánchez Vásquez en contra de la reforma al Poder Judicial que comenzaba a discutirse en el pleno.
¡Traidores!, ¡traidores!”, se escuchó al tiempo que un numeroso grupo subió con prisa la escalinata principal de la sede del Senado, luego de vencer las enormes rejas que los contenían. La priista Claudia Anaya estaba al uso de la palabra en la tribuna cuando los gritos de quienes ingresaban al edificio del Senado se escucharon en el interior del salón de plenos.
El presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, informó que un grupo de manifestantes habían ingresado al edificio del Senado. Los escaños se convirtieron en un resonante de murmullos cada vez más fuertes. “Les pido que se calmen. Las cosas hasta ahora están bajo control”, dijo el presidente del Senado, pero la inquietud era ya incontrolable en los escaños.
Usted es el responsable de la vida de las y los senadores. Va a llegar más gente y está arriesgando la vida de las y los senadores”, le dijo el panista Enrique Vargas, mientras los gritos de “¡traidores!” se escuchaban tan fuerte que parecían originarse detrás de la nuca de los legisladores. Fernández Noroña ordenó un receso, por tiempo indefinido, ante los gritos de protesta de los morenistas.
Los gritos de los trabajadores del Poder Judicial, de los estudiantes de derecho de diferentes universidades públicas y privadas, de maestros de derecho, de juzgadores y magistrados que exigían ser escuchados inundaron el Patio del Federalismo del Senado.
Decenas, cientos de manifestantes atiborraron las escalinatas, invadieron el patio y comenzaron a subir al segundo piso para ingresar desde ahí al pleno del Senado. Y lo lograron. Entraron por los balcones para los invitados. Ondeaban sus banderas mexicanas y gritaban contra la reforma al Poder Judicial y preguntaban “¿dónde están, dónde están los senadores que nos iban a escuchar”.
Otro numeroso grupo se acomodó en el Patio del Federalismo para desplegar una larga bandera tricolor y ondearla entre todos para celebrar que habían invadido el Senado.
Y a unos metros de ellos, otro grupo numeroso se confrontaba a empujones con el personal de Resguardo Parlamentario para vencer la puerta de cristal y lograr ingresar al pleno, desde las puertas que usan los senadores para entrar a sus escaños.
Numéricamente menos que los manifestantes, los vigilantes del Senado, que ya tenían dos semanas de agredir a periodistas para no permitirles realizar su trabajo, se vieron rebasados.
De pronto, uno de ellos agarró un extintor para lanzar su contenido sobre los manifestantes, que quedaron cubiertos de espuma blanca. Pero ni así pudieron contener a los inconformes. Ingresaron al área de las puertas del pleno y, con un tubo, una mujer comenzó a golpear la puerta hasta que le formó un orificio que la atravesó de lado a lado y por fin la vencieron para entrar a tropel y en su ingreso tiraron a uno de los manifestantes; literal, pasaron por encima de él, quien por algunos minutos no se pudo levantar.
Los elementos de Resguardo Parlamentario aún mantenían su resistencia. Volvieron a usar extintores y eso provocó una lluvia de espuma blanca entre los escaños del área donde se sientan los morenistas, verdeecologistas y petistas, quienes ya para entonces se habían salido del salón para concentrarse en las oficinas de la Junta de Coordinación Política.
Ya uno de los manifestantes había llegado hasta la tribuna y sólo un elemento de seguridad le hizo frente para impedir que se quedara en la tribuna. Otros tres se colocaron en el acceso al área llamada de Pasos Perdidos; otros tres en la entrada del pasillo que lleva a la oficina de la Mesa Directiva.
Poco a poco los pasillos, los escaños, las tribunas fueron ocupadas por cientos de manifestantes.
Una mujer de camiseta verde, la que hacía sonar el tambor, se subió a los escaños de las petistas Ana Karen Hernández y Geovanna Bañuelos para desde ahí gritar a los senadores del PAN, PRI y MC que estaban aún en el pleno, que no estaban solos.
Vencidos en número, los integrantes de Resguardo Parlamentario vieron cómo ingresaban los cientos de manifestantes, que escribieron una página en la historia del Senado, pues nunca en su historia había sido invadido por un grupo de cuidadanos durante el desarrollo de una sesión del pleno.
Ya en los años noventa un grupo de integrantes de las secciones nueve y 11 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que forman parte de la CNTE, ingresó a la sede del Senado, cuando estaba en la vieja casona de Xicoténcatl e incluso sustrajo un manuscrito del histórico discurso de don Belisario Domínguez, que días después regresó.
Pero ayer fueron cientos de personas quienes ingresaron al pleno durante el desarrollo de una sesión para frenar el desarrollo de la discusión y retrasar el proceso legislativo.
La exigencia fue constante. No a la reforma al Poder Judicial, porque la consideran dañina para los mexicanos; no combatirá los problemas estructurales del Poder Judicial y someteré la justicia a apuestas electorales, con lo que se destruirá la carrera judicial y vulnerará la impartición de la justicia.
Lograron su objetivo de retrasar la discusión de la reforma al Poder Judicial, porque eran las 16:19 horas cuando vencieron las rejas de la sede central del Senado y subieron las escalinatas principales para ingresar al inmueble, para obligar a la suspensión de la sesión y obligar a que el pleno se trasladara a la vieja casona de Xicoténcatl, donde se retomó la discusión a las 19 horas.
Cuando se enteraron de que la sesión se iba a realizar en Xicoténcatl comenzaron a salirse del salón de plenos y a retirarse totalmente del recinto, para trasladarse a la otra sede, por lo que a su paso dejaron grupos para cerrar reforma, Balderas, Juárez y Lázaro Cárdenas, donde cientos de policías los esperaron para impedirles el paso; contingentes que se reforzaron conforme avanzaba la sesión del pleno.
Se presentó un intento de golpe que buscaba vulnerar el ejercicio del Poder Legislativo, afectando de esta manera ls instituciones democráticas del Estado mexicano, situación que no puede ser tolerada de forma alguna por cualquiera de las y los integrantes de este pleno”, sentenció Gerardo Fernández al retomar la sesión del Senado.
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