“Quiero cumplir mis sueños y compartir mi crecimiento”. Con dos frases, dirigidas al portal estadounidense ‘The Athletic’ que se relacionan más con su personalidad que con cualquier otra cosa, Derrick Rose puso fin a su carrera deportiva. Suena como un jarro de agua fría, pues es la despedida de uno de los mejores jugadores modernos de la historia de la NBA. El MVP más joven de todos los tiempos, el jugador al que una lesión destrozó todo. El que jamás se rindió pese a que ese base que hacía maravillas ya no volvería a pisar un terreno de juego.
El viaje de Rose desde Chicago hasta Memphis
La retirada de Derrick Rose llega tras cerrar el círculo a su carrera. Regresó a Memphis, el lugar en el que había sido feliz como un universitario sin comparación. Aunque ya era una estrella mucho antes de eso, pues formó parte del prestigioso instituto de Simeon en su Chicago natal y fue comparado a Ben Wilson, una de esas figuras que hubiesen liderado en la NBA pero al que la desgracia atrapó. A Rose, Memphis le reportó el número 1 del Draft y allí fue a retirarse como un maestro para los jóvenes jugadores de los Grizzlies.
El legado de Derrick Rose en la NBA
Aunque nada se comparará con Chicago y sus Bulls. “Uno de los nuestros”, dicen los carteles de la legendaria franquicia para despedir al chico surgido en Englewood, uno de los barrios más peligrosos de la ciudad. Porque en los Bulls se hizo gigante y en la temporada 2010-11 voló hasta los 25 puntos, 7,7 asistencias y 4,1 rebotes por partido. La NBA se enamoró de Rose y le entregó el MVP. El más joven de todos los tiempos.
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