La carretera Victoria-Monterrey se encuentra muy deteriorada, los efectos de las lluvias de los últimos meses, el intenso tráfico y la falta de mantenimiento son una pésima combinación.
En días pasados tuve la necesidad de transitarla y la condición de la carpeta asfáltica es crítica en muchos tramos.
Hay innumerables baches, de todos tipos, dimensiones y profundidades.
Y sorpresa, los más peligrosos no están en territorio tamaulipeco, sino en el neolonés.
Algunos baches medianos de entre medio metro a un metro cuadrado, pero con profundidades de 10 a 30 centímetros se encuentran a la salida de algunas curvas entre Monterrey, Allende y Montemorelos.
Las acciones emergentes de bacheo y reencarpetado realizadas no han sido suficientes.
La frecuencia e intensidad de las lluvias los vuelven a abrir.
El intenso tráfico pesado y el sobrepeso que llevan los tráileres en flagrante violación a la norma y la nula supervisión o tolerancia cómplice de la Secretaría de Comunicaciones también influye.
Las malas condiciones de la ruta provocan ponchaduras de autos pequeños y medianos.
También destrucción de llantas de camiones de carga, pues hay partes de estas en mucho mayor número que otras ocasiones.
Los baches también son causa de volcaduras.
Ya sea porque al entrar en un bache profundo el conductor pierde el control y vuela o choca contra otra unidad.
O bien porque al tratar de evadir los baches se invaden carriles y se aumenta el riesgo de choques o salidas de la carretera.
Conté cinco unidades motrices ponchadas en el trayecto Monterrey Victoria este viernes.
Dos unidades de ambulancia con sirenas abiertas daban cuenta, además, de una voladura y un choque por alcance con heridos en el tramo Linares-Montemorelos.
El crecimiento de la vegetación en las áreas aledañas a la carretera, así como en los camellones centrales o separadores de los dos cuerpos de autopista, reducen la visibilidad, principalmente en los cruceros.
El aforo vehicular más intenso en el tramo Monterrey-Allende-Montemorelos, hace más peligroso este sector de la ruta.
Un elemento adicional de riesgo es, un mayor número de motociclistas en la ruta dentro del territorio de la vecina entidad.
Contabilicé más de cuarenta unidades de este tipo, más de la mitad de sus operadores viajaban sin el reglamentario casco; en otras, iban de dos y hasta tres pasajeros. Ninguna patrulla de la Guardia Nacional, División Caminos, se hizo presente.
En el área correspondiente a Tamaulipas, las zonas más afectadas son las siguientes:
La del entronque a Mainero, esa parte sin ampliar entre los pequeños tramos de autopista. Ed, decir, a un costado del inconcluso “Puente Capricho”. Hace meses se le dio una encarpetada de asfalto, pero se abrieron los baches de nuevo.
Mientras que en lo que se conocía como la cuesta “El Salero” había derrumbes de tierra, piedras y ramas de arbustos.
También en el paso por Villagrán, poco antes de la entrada y el tramo de la cabecera municipal.
Igualmente, un poco antes de llegar a “El Tomaseño”, en Hidalgo. donde los megatopes obligan al paso a vuelta de rueda entre tráileres indebidamente estacionados en plena vía.
De la misma forma antes de llegar al crucero del ferrocarril (El Crucero del Olvido) pues está entre una bajada y una curva, lo que hace obligado un puente desde hace décadas.
Y en el tramo de El Barretal, en menor medida.
Cierto que hay carreteras tamaulipecas mucho más deterioradas en la región fronteriza.
Pero las condiciones de la ruta Victoria-Monterrey son peores que cualquiera otra época del año y de los años recientes.
Esa es mi percepción, claro está.
Le recomiendo que, si la transita, lo haga con mucho cuidado.
Vaya muy atento a la aparición de los baches o al zigzag de los autos o camiones que van esquivándolos o evitando charcos o lagunas (cuando está lloviendo).
Procure rebasar con cuidado y vaya a velocidad conservadora, pues cualquier descuido eleva el riesgo, si supera los 110 kilómetros por hora.
Al reducirse la visibilidad por el invasor follaje, la mayor tensión del conductor al ir evitando baches aumentó los casos de animales atropellados que no se pudieron esquivar.
Hubo cuatro perros y un gato atropellados y muertos sobre la cinta asfáltica.
Olvídese de ir hablando por teléfono celular o “texteando”. Puede convertirse en estadística de percances carreteros en la ruta.
No pretendo asustarle ni crear en su imaginación una carretera súper mala.
Pero, tome mayores precauciones que las ordinarias.
La rehabilitación de las carreteras federales y estatales tardará meses debido a la etapa de transición en el gobierno federal y el agotamiento de los presupuestos.
De acuerdo a los datos de las propias autoridades estatales tamaulipecas, el rezago en el mantenimiento y rehabilitación es del orden de los 3 mil 600 millones de pesos.
Ello para atender los 2 mil 400 kilómetros de carreteras federales en la entidad, los 2 mil 800 kilómetros de carreteras estatales y los 3 mil kilómetros de caminos rurales.
Ese es el dato duro más reciente que aportó Pedro Cepeda Anaya, secretario de Obras Públicas del Gobierno tamaulipeco.
De esa magnitud es el problema carretero y su olvido.
Así es que, a cuidarse.
No se confíe.
Encomendarse doblemente a Dios es la alternativa, ante el marcado deterioro carretero.
Buen fin de semana.
Disfrútelo en familia.
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