Con la mirada puesta en los Juegos Olímpicos de 2028, la ciudad de Los Ángeles enfrenta el desafío de transformarse en una urbe libre de coches durante el evento deportivo. La alcaldesa Karen Bass ha prometido trabajar para asegurar que la ciudad pueda manejar la afluencia masiva de visitantes sin depender del automóvil, en un intento de evitar los famosos atascos y colapsos de tráfico que caracterizan la vida en la metrópolis angelina.
El reto es mayúsculo en una ciudad con más de 3,8 millones de habitantes, donde el vehículo particular sigue siendo el principal medio de transporte. Los Ángeles, diseñada para facilitar el uso del automóvil, deberá reimaginar su infraestructura para hacer del transporte público y la movilidad alternativa opciones viables para los residentes y visitantes.
La ciudad lleva años preparándose para este momento, con importantes eventos como el Mundial de 2026 y la Super Bowl de 2027 en el horizonte. Estas experiencias servirán como pruebas cruciales para la red de transporte público, que está en pleno proceso de expansión. “La clave será lograr que una población acostumbrada a depender del coche adopte el transporte público o la bicicleta”, comentó Ian Lowell, analista de asesoramiento en tránsito, a EFE.
No obstante, el camino hacia unos Juegos sin coches no será fácil. A pesar de las mejoras en la red ferroviaria y de metro, la extensión de estas líneas a todas las sedes olímpicas sigue siendo un reto considerable. “Las sedes están separadas en diferentes partes de la ciudad, lo que complica su interconexión”, explicó Jacob Wasserman, director del Programa de Investigación del Instituto de Estudios del Transporte de la Universidad de California.
El ejemplo de los Juegos Olímpicos de 1984, cuando Los Ángeles implementó un sistema de autobuses temporales para manejar el tráfico, sirve como inspiración para Bass. Sin embargo, la escala del desafío actual es mucho mayor, y con la reelección de la alcaldesa en juego en 2026, la continuidad de su ambiciosa promesa podría depender del resultado electoral.
La promesa de Karen Bass de unos Juegos Olímpicos sin coches representa una oportunidad histórica para transformar la movilidad en Los Ángeles, pero el éxito de esta iniciativa requerirá no solo inversiones en infraestructura, sino también un cambio cultural en la forma en que los angelinos se desplazan por su ciudad.
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