Matthew Perry, conocido mundialmente por su papel de Chandler Bing en la serie “Friends”, falleció el 28 de octubre de 2024 en su hogar de Los Ángeles, tras recibir múltiples inyecciones de ketamina. Documentos judiciales recientemente revelados ofrecen una mirada inquietante a los últimos días del actor, mostrando cómo su lucha contra la adicción lo llevó a depender cada vez más de esta potente droga, utilizada tanto en medicina como de manera recreativa.
Según los documentos, el día de su muerte, el asistente personal de Perry, Kenneth Iwamasa, le administró tres inyecciones de ketamina, una de las cuales fue solicitada explícitamente por el actor con la frase: “Inyéctame uno grande”. Tras la última inyección, Iwamasa salió de la casa para hacer recados y, al regresar, encontró a Perry sin vida, flotando boca abajo en su jacuzzi.
La ketamina, conocida por sus propiedades anestésicas y psicodélicas, había sido prescrita a Perry en el pasado como tratamiento alternativo para la depresión y la ansiedad. Sin embargo, cuando los médicos locales se negaron a aumentar su dosis, Perry recurrió a fuentes ilegales para obtener la droga, pagando hasta 55.000 dólares en un mes a Salvador Plasencia, un médico implicado en el caso.
A lo largo de las semanas previas a su muerte, Perry fue inyectado con ketamina hasta ocho veces al día, según los testimonios recogidos por las autoridades. Los efectos adversos fueron evidentes, con episodios en los que el actor quedaba inconsciente o incapaz de moverse tras recibir grandes dosis.
Cinco personas, incluidos dos médicos y una distribuidora, han sido acusadas de conspiración para distribuir ketamina al actor, aprovechándose de su vulnerabilidad y su lucha contra la adicción. Las autoridades han destacado la crueldad de estos actos, señalando que los implicados priorizaron el lucro personal sobre la salud y el bienestar de Perry.
El informe de la autopsia confirmó que Perry falleció debido a los “efectos agudos” de la ketamina, con niveles en su sangre equivalentes a los utilizados para la anestesia general. Su muerte ha dejado un vacío en la industria del entretenimiento y ha resaltado una vez más los peligros de la adicción y el abuso de sustancias.
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