La crisis diplomática entre Argentina y Venezuela ha alcanzado un nuevo pico con la expulsión del personal de la embajada argentina en Caracas. Este movimiento marca un nuevo capítulo en la deteriorada relación entre los gobiernos de Javier Milei y Nicolás Maduro, que ha estado plagada de incidentes desde principios de año.
Tras la victoria de Milei en noviembre, Maduro expresó su preocupación por la llegada de un “extremista de derecha” al poder en Argentina, acusándolo de tener un proyecto colonial alineado con el imperialismo estadounidense. En respuesta, Milei decidió no invitar a Maduro a su toma de posesión el 10 de diciembre, calificándolo de “socialista empobrecedor” y evitando enviar un embajador a Venezuela.
Las tensiones aumentaron cuando la justicia argentina, siguiendo una solicitud de Estados Unidos, ordenó el decomiso de un avión venezolano retenido en el país desde junio de 2022. A pesar de las protestas de Caracas, el Boeing 747-300M Dreamliner de carga partió rumbo a Estados Unidos en febrero, lo que llevó a Venezuela a prohibir el acceso a su espacio aéreo a aviones argentinos.
La situación se complicó aún más cuando Argentina otorgó asilo en su embajada en Caracas a seis opositores del gobierno de Maduro. En respuesta, Venezuela cortó el suministro eléctrico a la residencia diplomática argentina y se negó a proporcionar un salvoconducto para los asilados, quienes siguen alojados en la embajada, ahora bajo la bandera brasileña.
En julio, Argentina decidió reincorporarse a la denuncia contra Venezuela ante la Corte Penal Internacional, argumentando un deterioro de la situación política y de derechos humanos en el país caribeño. Las tensiones escalaron aún más tras las elecciones venezolanas del 28 de julio, donde la reelección de Maduro fue acusada de fraudulenta por la oposición y rechazada por Milei, quien ordenó la expulsión de diplomáticos argentinos y de otros países de la región.
Ante este panorama, el personal diplomático argentino abandonó Venezuela, y Brasil asumió la custodia de los intereses argentinos y la protección de los opositores. Mientras tanto, el gobierno de Milei espera que sus representantes puedan regresar pronto a una Venezuela “libre y democrática”.
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