Dicen en medicina que una de las primeras acciones del ser humano es llorar que es un estado emocional. Aunque la acción de llorar se ha definido como “un fenómeno motor complejo, caracterizado por derramar lágrimas del aparato lagrimal sin provocar ninguna irritación de las estructuras oculares”. De ahí que las lágrimas y la emoción están ligadas.
Los especialistas aseguran que con el llanto se establece una red neural biológica entre el conducto lagrimal y las áreas del cerebro humano implicadas con la emoción. Se cree que ningún otro animal puede producir lágrimas en reacción a estados emotivos,https://es.wikipedia.org/wiki/Llanto aunque es cuestionado por algunos científicos.
La segunda parte del título de hoy se relaciona a la imposibilidad, a la inactividad, al atarse de manos… al no existir posibilidad de hacer algo que molesta, que ofende, que lastima.
Es lo que vi en una mujer venezolana, radicada en Argentina, cuando se enteró por las noticias del ¿nuevo triunfo? electoral de Nicolás Maduro quien gritó a los cuatro vientos que había ganado una reelección más.
El llanto que inundaban los ojos de la venezolana, casi le impedía articular palabra, aunque se entendían bien las maldiciones contra el presidente Maduro, de línea Chavista que había advertido su reelección a la presidencia de ese país o habría derramamiento de sangre.
La desesperación de la venezolana hacía gritar a los cuatro vientos que ya quería regresar a su casa. En contra posición, las cámaras enfocaron a una persona cerrar la casilla electoral, instalada en su casa, pese al cúmulo de ciudadanos que quería votar.
Las televisoras en México con la concesión del gobierno federal, cuidaron de publicar las acciones de otros países, en ambos sentidos: a favor de los ¿resultados electorales? y, desde luego las opiniones de los contras del ‘chavinismo’.
Los concesionarios se fueron con mucho tiento para no publicar la opinión del Ejecutivo Azteca, que no dudamos haya estado a favor de Maduro, como estuvo la inclinación pública de Daniel Ortega de Nicaragua, Evo Morales de Bolivia o Vladimir Putin.
Desde el viernes pasado todas las cadenas de televisión (incluyendo las mexicanas) le dieron vuelo a las declaraciones de expresidentes y ex vicepresidentes latinoamericanos que pretendieron ir en calidad de observadores y desde Panamá se supo que el vuelo con destino a Caracas, donde venían los exmandatarios, no tenían permiso de aterrizar en pistas venezolanas.
Fue el expresidente mexicano Vicente Fox Quesada, quien hizo declaraciones desde el interior del avión de Copa, Airlines, denunciando la orden del venezolano de impedir el paso a los observadores de la jornada electoral.
Al líder de Acción Nacional, Marko Cortés, le fue peor, porque él ya estaba hospedado en Caracas y fue detenido en el hotel por la policía bolivariana para ser expulsado de este país sudamericano.
COVID OMICRON XBB
Se escucha mucho de la nueva oleada de COVID este 2024, al grado que las autoridades sanitarias de Tamaulipas están advirtiendo de los síntomas del nuevo virus, que dicen no hay tos ni fiebre. Aunque sí dolor en las articulaciones, dolor de cabeza y cuello, además de dolor en la espalda, neumonía y pérdida de apetito.
Los especialistas aseveran que el COVID-Omicron XBB es 5 veces más virulento que la variante Delta y tiene una tasa de mortalidad más alta, aunque la afección tarda menos tiempo en alcanzar una gravedad extrema y, a veces, no hay síntomas.
Uno de los peligros es que esta cepa del virus no se encuentra en la región nasofaríngea y afecta directamente a los pulmones durante un periodo de tiempo relativamente corto, por eso los exámenes de COVID con hisopos nasales resultan negativos.
En consecuencia, el virus puede propagarse en la comunidad e infectar directamente los pulmones, provocando una neumonía vírica, que a su vez provoca una dificultad respiratoria aguda.
Se aconseja que todos, otra vez, nos pongamos mascarilla o cubre bocas porque la nueva variante del coronavirus COVID-Omicron XBB es diferente, más peligrosa en mortandad y no es fácil de detectar correctamente.
Ni modo… ¡Otra vez cubre bocas!
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