Una semana más y quedará consumada la elección de Claudia Sheinbaum como Presidenta de México. Y será decisión válida en cualquier democracia que se precie de serlo, sin embargo, habremos de vivir los últimos días de provocación y llamados a la violencia por parte del bloque conservador desesperado y frustrado, debido a la incapacidad de su candidata quien no cumplió las expectativas relacionadas con el retorno de la corrupción y el saqueo.
Es de esperar que la ultraderecha traslade el proceso a instancias judiciales utilizando toda clase de trampas para echar abajo el legítimo triunfo de Morena. Recordad que el objetivo es anular la elección atentando contra el mandato popular. Semanas y quizá meses, el combate transcurrirá en las frías, obscuras y malolientes oficinas de la burocracia de cuello blanco, aliada indiscutible del neo porfirismo aunque al final de cuentas ha de imponerse la razón y el derecho. Eso-que-ni que, así se infarten aquellos que traicionando a la nación lograron provecho personal.
Estamos en los albores de una elección donde, durante las respectivas campañas, se han mostrado dos proyectos de país totalmente opuestos: uno a favor del bienestar social, el otro producto de ambiciones sin importar la destrucción del patrimonio perteneciente a todos, mucho menos la pobreza generada durante 36 años de complicidad y engaño
Para fortuna son más los que apuestan y creen en una nación fuerte, libre y soberana, que los que siempre están dispuestos a humillarse ante la soberbia del capital y los gobiernos extranjeros. En este sentido la votación del próximo domingo será aval para escribir el segundo capítulo del libro de la transformación sin titubeos ni vacilaciones, por una mujer cuyas convicciones conforman su historia personal. En ella el amor al pueblo resume su formación ideológica y la experiencia adquirida en luchas siempre al lado de los marginados. Su carácter de hierro garantiza que México seguirá siendo ejemplo de justicia social.
Entre Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum no existe punto de comparación. Quedó de manifiesto en los debates donde la primera perdió la oportunidad de presentar proyectos viables porque es frívola, ordinaria, agresiva y con alta dosis de odio, pero además porque su única misión es hacer negocios a la sombra del poder, como ha quedado suficientemente probado.
En cambio, la ex Jefa de gobierno de la CDMX mostró que para dirigir un país como el nuestro, es necesario contar con evidencias de honestidad, responsabilidad y desde luego, capacidad e inteligencia. De ahí que ignorara las provocaciones de quien, para hacer fortuna, no tuvo escrúpulos aliándose con lo más negativo, además de mentir y difamar con el discurso hipócrita de los conservadores.
Ni punto de comparación, digo. La mayoría de los mexicas lo saben, por ello no hay duda del triunfo de doña Claudia el próximo domingo.
SUCEDE QUE
En la sección 30 del SNTE suponen que habrá cambios en la SET transcurridas las elecciones, pero en la dependencia tienen otros datos que al parecer no corresponden a los que divulga Arnulfo Rodríguez Treviño.
Y hasta la próxima.
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