Con el objetivo de evitar la proliferación de las plagas de los gusano Chloridea virescens y Helicoverpa zea en los cultivos de garbanzo, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural impulsa estrategias que contribuyan a su manejo y erradicación, así como en el mejoramiento en el rendimiento del cultivo de la legumbre.
Las acciones son desarrolladas por especialistas del Instituto de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y se encuentran en proceso de validación en su Campo Experimental Todos Santos en La Paz, Baja California Sur.
Las medidas están centradas en el análisis de suelo y agua, con la finalidad de generar un balance de nutrientes y evitar la sobrefertilización de nitrógeno, y en la programación de fechas de siembra, al considerar que en marzo se presenta la mayor población de insectos.
La investigación, que desarrollan los académicos Yolanda González García, Claudia Melgoza Villagómez y Edgardo Cortez Mondaca, también se aplica en terrenos descansados del cultivo y libres de malezas hospederas de plagas, donde se siembran genotipos con potencial de rendimiento y se utiliza una adecuada densidad de plantas.
El garbanzo es considerado una de las legumbres productiva y comercialmente más importantes, que de 2020 a 2022 su cultivo reportó un incremento en la cosecha, lo que contribuyó a situar a México dentro de los 10 principales productores internacionales.
Esta leguminosa es mayormente cultivada en la región del Valle de Santo Domingo, Baja California Sur, donde se incrementó en los últimos años la superficie destinada a su siembra.
Lo anterior aumentó la proliferación del gusano de la cápsula Chloridea virescens y Helicoverpa zea, que ocasionan daños económicos importantes en las producciones debido a que se alimentan de las hojas tiernas y de los granos.
Cultivo con alto valor nutricional
Por su alto contenido en fibra, el garbanzo contribuye a prevenir el estreñimiento y promueven la regularidad de un sistema digestivo saludable.
Esta leguminosa contiene vitamina K, hierro, fosfato, calcio, magnesio, manganeso, zinc, las cuales contribuyen a la construcción y mantenimiento de la estructura y la resistencia ósea.
Cuando es fresca o verde la legumbre suele consumirse cruda, cocida o asada, y al estar seca también es empleada en la preparación de diferentes alimentos.
En la industria es utilizada como harina para la producción de pan y en años recientes se requiere para la elaboración de proteínas y suplementos alimenticios.
En México el consumo anual per cápita es de 351 gramos y en la producción nacional de legumbres secas tiene una participación de 15.8 por ciento.
Su cultivo tiene lugar principalmente en el ciclo Otoño-Invierno, sobre todo con sistemas de riego, y el 88 por ciento de la producción se obtiene de marzo a junio de cada año.
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