El estado de Texas se encuentra en una situación crítica debido a una combinación de fuertes vientos y altas temperaturas que podrían empeorar los incendios forestales que actualmente están activos en la región. El incendio de Smokehouse Creek ya ha marcado un trágico hito al convertirse en el peor fuego en la historia del estado, con más de 405,000 hectáreas quemadas y extendiéndose a lo largo de más de 1 millón de acres.
El Centro de Predicción de Tormentas del Servicio Nacional de Meteorología ha emitido una advertencia de riesgo elevado de incendios para una amplia franja que se extiende desde el oeste de Texas hasta el sureste de Dakota del Sur. La región de Panhandle es especialmente vulnerable, con alrededor de 4.5 millones de personas en riesgo.
El incendio de Smokehouse Creek, cuyas causas aún son desconocidas, ha devastado gran parte del Panhandle de Texas y ha afectado también al estado de Oklahoma. A pesar de los esfuerzos de contención, solo se ha logrado contener el 15 por ciento del fuego. Además, otros cuatro incendios han arrasado la región, destruyendo cientos de estructuras y cobrando la vida de dos personas.
El incendio Windy Deuce en el condado de Moore, el de Grape Vine Creek en el condado de Gray, el de Magenta en el condado de Oldham y el de Reamer en el condado de Hutchinson, son algunos de los focos de fuego adicionales que están siendo combatidos por los equipos de emergencia.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, describió la devastación como sin precedentes en una conferencia de prensa, señalando que la escena de destrucción era completamente desoladora. Con miles de hectáreas consumidas por las llamas y comunidades enteras amenazadas, Texas se enfrenta a una crisis sin precedentes que requiere una respuesta urgente y coordinada.
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