LO CLARO. Nada en este mundo se alcanza con trabajo aislado. Hasta en la creación, la naturaleza nos manifiesta en su sabiduría que debemos acompañarnos para lograr mejores resultados.
Todo lo que nos atañe en sociedad y en familia requiere esfuerzos participativos.
Así la educación. La Universidad Autónoma de Tamaulipas apuesta a la transformación planificada en vistas de entregar a la sociedad a profesionistas proactivos y pertinentes al desarrollo de su evolucionada comunidad.
Anuncia la rectoría, la creación del concejo consultivo que aglutina al sector regente del gobierno estatal en la materia, junto con la academia y la sociedad para obtener los mejores resultados en los desafíos que representa el desarrollo comunitario de Tamaulipas.
El comité técnico en cuestión analiza y prioriza las acciones que impulsan la sostenibilidad y competitividad del estado para replicar el modelo en la enseñanza de los futuros profesionistas UAT.
Educación, investigación científica, innovación tecnológica, sustentabilidad y desarrollo económico son algunas de las tareas contributivas a la calidad de vida que serán atendidas desde el Comité en cuestión.
LO CLAROSCURO. Las políticas públicas se definen como (sic) “las acciones a cargo de la administración del Estado que emplean recursos disponibles para solucionar problemas de la sociedad” aplica también en el sentido de políticas públicas en el sector privado.
Pero la implementación de éstas es de largo aliento. Es decir, una política pública no se refiere ‘al bacheo de una calle’, sino al mejoramiento de las vialidades de una ciudad de modo que el ciudadano alcance un mejor índice de bienestar individual.
En otras palabras, no son ‘remiendos’ sino acciones vistas que permitirán mejoras visibles en el proceso de su implementación.
Así entonces, es perspicaz suponer que una administración municipal y en ocasiones una sexenal, sean sujetos de saber resolver con atingencia una política pública de largo alcance.
Con un poco más de ‘hilo desmenuzado’. En el vecino país del norte las carreteras que transitan todo el territorio norteamericano fueron trazadas y planeadas hace no menos de cincuenta años. Igual que las vías estatales.
Siguen un proceso constructivo al que los gobiernos en turno deben sumar sus esfuerzos para la consecución y modernización de acuerdo al PLAN MAESTRO.
En México, si no se acaba con la pobreza, falta de agua, empleo, inseguridad, vialidades, educación de calidad… en tres años, culpamos al que vemos en la boleta y al que está en la silla.
Hace poco más de cien años (16 de octubre de 1909) el presidente Porfirio Díaz se entrevistaba con su homólogo William Howard Taft en la Aduana de Ciudad Juárez, Chihuahua. Entre los asuntos planteados –anteriormente lo tratamos en este espacio- señalaba Taft el apremio a Díaz para que abandonase la construcción del canal ferroviario intracostero en el istmo de Tehuantepec. Lo que habría significado para estos tiempos, modernidad y pujanza económica al ser el mejor punto de conectividad oceánica entre Europa y Asia.
Los intereses estadunidenses en el Canal de Panamá fueron suficientes para el posterior golpe de estado y ‘revolución simulada’ con el derrocamiento de Díaz al año siguiente de la entrevista entre los mandatarios y la negativa rotunda del mexicano.
Hoy los planes retoman su curso respecto a la infraestructura de conectividad terrestre y marítima con la puesta en marcha del canal interoceánico (mitad canal de aguas y mitad ferrocarril) entre los puntos de Coatzacoalcos, Veracruz y Salina Cruz, Oaxaca.
El Corredor interoceánico –de 303 kilómetros de longitud- compite el proyecto en fluidez y economía comparado al de Panamá, con una capacidad de 1.4 millones de contenedores anuales y una duración de viaje estimada en seis horas.
La movilidad y desarrollo que sumará al progreso de México propone al país en otra esfera logística, además de la importancia derivado de la vecindad a Estados Unidos y Canadá.
Esperemos fructifique la implementación de estas políticas públicas que no nacieron hoy, pero que alcanzan la madurez y significarán una alternativa viable de progreso para quienes nos suceden.
COLOFÓN: Un hombre miraba con detenimiento su acta de matrimonio; la señora le pregunta –“¿Qué tanto le ves?” a lo que aludido responde. “Busco la fecha de caducidad”.
Es difícil creer en promesas de políticos. Con que aseguren cumplir los planes maestros de los que antes prometieron, serían geniales.
alejandrodeanda@hotmail.com
@deandaalejandro
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