En un contexto de creciente tensión en el Medio Oriente, el Gobierno de Estados Unidos ha expresado este miércoles un optimismo cauteloso sobre el avance en las negociaciones para alcanzar un alto el fuego en Gaza, que implicaría un intercambio de rehenes. Esta declaración se produce en medio de informes contradictorios sobre el estancamiento de las conversaciones, destacando “un progreso real” alcanzado en la última semana, según Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado.
El conflicto ha escalado recientemente con un bombardeo por parte del Ejército de Israel contra la Sociedad Médica Islámica en Hebbariye, sur de Líbano, dejando al menos siete víctimas mortales. Este ataque se inscribe en los enfrentamientos continuos entre Israel y el partido-milicia chií libanés Hezbolá, vinculado a la invasión de la Franja de Gaza.
El bombardeo, ocurrido en las primeras horas del miércoles, ha desatado una operación de rescate en búsqueda de más víctimas, con equipos de emergencia trabajando entre los escombros. La televisión libanesa Al Mayadín, afín a Hezbolá, ha sido una de las primeras en reportar el incidente.
Hezbolá, respaldado por Irán, ha condenado enérgicamente el ataque, calificándolo de “atroz crimen” contra personal médico y pacientes, y ha advertido que este acto “no quedará sin respuesta ni castigo”. Esta declaración sigue a confirmaciones de bajas en sus filas y en las del grupo armado palestino Yihad Islámica, resultado de una serie de bombardeos israelíes.
Como acto de represalia, Hezbolá ha lanzado “decenas” de proyectiles hacia Kiryat Shmona, en el norte de Israel, lo que ha provocado al menos una muerte. Este ataque se presenta como respuesta directa al bombardeo en Hebbariye, con Hezbolá especificando que los cohetes fueron dirigidos contra un asentamiento y una base militar israelí.
Este recrudecimiento de la violencia subraya la fragilidad de la situación en la región y la urgencia de encontrar soluciones diplomáticas para evitar una escalada mayor. La participación de familiares de rehenes en una reunión de la ONU refleja el impacto humano del conflicto y la necesidad de esfuerzos internacionales coordinados para restaurar la paz.
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