LO CLARO. Cualquier estudio que nos permita avanzar en el desarrollo alimentario, lo aplaudimos a rabiar. La salud de nuestras familias lo demanda.
La Universidad Autónoma de Tamaulipas lleva a efecto un importante análisis que fructificará en la calidad de la crianza y obtención de productos de especies caprinas.
No es la misma especie de nutrientes que se logran de lácteos de estas especies que son estabuladas y mantenidas bajo alimentación regulada que contiene elementos químicos, comparada a los agregados que se observan de la vida silvestre para ‘sacar el mejor provecho’ de la crianza.
El estudio en mención sugiere la concienzuda observación de los nutrientes que se obtienen por el pastoreo y el permitir a los animalitos el desenvolvimiento en un hábitat natural. De esta forma, se esperan encontrar resultados que determinen los cambios en la rutina de alimentación y crianza aplicados al ganado en cautiverio.
LO OSCURO. La nota de notas –relativo a lo que a los mexicanos nos interesa; del cáncer del Rey Carlos III, hablamos luego- dice en su encabezado en los principales tabloides que, (sic) “México, por primera vez en más de veinte años supera a China como principal fuente de bienes importados por Estados Unidos”. Son cifras que comparte para 2023, el Departamento de Comercio de los EE.UU.
Y citando a conocida comunicóloga del medio de los espectáculos “…eso a los mexicanos no nos afecta”.
Así lo percibimos de primera vista 85 millones de compatriotas que aglutinamos al grueso de la población conformada por extracto de ingresos bajos y medios en el espectro social de nuestro país.
Los números de la macroeconomía no se perciben o no tendrían una relación directa con el sustento familiar del día a día, ni con la hipoteca o pago de las deudas individuales de ese espectro poblacional al que nos referimos. Es decir, la mayor parte de la sociedad.
Decir a cualquier persona de sentido común (como usted y el que escribe) que México tiene en éste momento una deuda externa de 12 billones 334 mil 154 millones de pesos (fuente: Hacienda, gobmx), no nos representa ni nos significa mucho.
Decirle a usted que debe pagar letras mensuales de 4 mil 800 pesos más intereses por su carro semi nuevo por dos años… vaya que es un asunto rápido de digerir y de amortizar en el sentimiento de culpa por lo que significará trabajar los siguientes dos años sin descanso.
Entonces pongamos la traducción a lo que significa ser mejor país exportador para EE.UU. que China.
Existen dos formatos de países manufactureros que se ven beneficiados por la atracción de divisa y de capital para recibir esas fábricas que venden a este globalizado mundo.
El “offshore” es el método que imperaría recientemente y que significa los lugares más baratos en mano de obra y de incentivos fiscales para que plantas como FORD aterricen sus riquezas para transformar los vehículos que mueven al mundo.
Hoy está de moda y de mejor impulso –también gracias al COVID- el concepto “nearshoring” que sumado al concepto antes descrito tiene la particularidad de estar ‘cerca’ al mercado objetivo y con los mismos husos horarios. Es decir, se fabrica y se trabaja al tiempo horario que el mercado meta lo demanda. Ser un lugar muy cerca del destino final del producto.
Y así México se ha vuelto en el mercado más apetitoso mundialmente para aterrizar capitales del orbe que buscan mano de obra barata; cadena de servicios y proveedores; estudiantes que perfilarán su preparación para lograr carreras afines; mercadólogos; transportistas, escuelas, maestros, uniformes, gasolineras, tiendas de servicio, casas habitación y un muy largo etcétera que aprovechan los que alcanzan a vislumbrar el gran reto que significa… estar preparado.
No. No se lo debemos a ningún partido, ni a promesa de campaña alguna. La geografía natural nos ha brindado esta oportunidad no soñada.
En aquél 1994 con el TLC en ciernes creímos alcanzar la panacea de ver llegar recursos frescos a territorio nacional.
Hoy estaríamos mejor.
Que no se lo agencien los políticos. Esto es tiempo de México.
COLOFÓN: Aquél TLC de 1994 nos llenó de Walmart’s y McDonald’s. Aunque las fábricas sean capital externo (Taiwán, Alemania, Japón) tendremos el placer de ponerles la etiqueta “made in México”.
Esperemos… que no quede en ‘cuentos chinos’.
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