Hermanas y hermanos en Jesús, Maestro y Pastor, reciban un cordial
saludo. Como Iglesia Diocesana, nos alegramos de celebrar el
segundo aniversario de la llegada de Monseñor Oscar Efraín a
nuestra Diócesis. Que María, Refugio de pecadores lo siga animando
en su ministerio episcopal. ¡Felicidades!
En la misa del domingo, hemos escuchado la parábola del trabajador
fiel, la del servidor que hizo lo que se le había pedido. De inicio,
sabemos que los trabajadores no son los dueños de los bienes que
les fueron confiados y que les fueron asignados según la capacidad
de cada uno, pero a todos se les dio.
Cabe destacar la actitud de los dos primeros servidores que habían
recibido su parte y que inmediatamente se pusieron a trabajar con lo
que se les había dado. En la vida de fe sucede lo mismo, encontramos
hombres y mujeres que con sus dones y carismas han hecho mucho
en la vida de la Iglesia, por ejemplo los santos, que hicieron con sus
dones mucho bien y que los reconocemos por su ejemplo de vida.
Dios nos ha dado a todos , repito, a todos, dones y carismas para que
los pongamos a trabajar a beneficio de los demás. Hay en la
actualidad hermanos y hermanas que con su testimonio de vida, son
capaces de dar luz a nuestras vidas y que con su presencia son signo
de esperanza. También nosotros podemos hacer mucho bien con lo s
dones que Dios nos ha dado.
Pero en la parábola de la Santa Misa de hoy, no todos actuaron igual,
hubo uno, el tercero en la parábola , que sin mayor problema escondió
el dinero que se le había confiado. Su actitud, totalmente contraria a
la de los otros dos, refleja muchas cosas, poco interés, miedo a los
grandes proyectos, indiferencia y hasta cierto desprecio por el trabajo
que se le había confiado.
La actitud del “Siervo malo y perezoso” es tan antigua y tan presente
en nuestros tiempos. Hoy se muestra poco interés por el tema
religioso, hay mucha indiferencia a lo sagrado e incluso existe un
disfrazado desprecio a lo divino. Nuestras actitudes en el ámbito de
la fe católica dicen mucho de nosotros. Para algunos hermanos su
vida de fe se percibe en la vivencia de sus sacramentos, de sus
oraciones de sus buenas obras y para otros, ya no hay vida de piedad
y viven su fe de manera fría y sin ningún compromiso ¿Cómo estamos
viviendo nuesta vida de Fe?
Nosotros los católicos reconocemos que todo lo hemos recibido de
Dios. Nuestra vida esta llena de dones y regalos que nuestro Buen
Padre Dios, nos da a manos llenas. ¡Cuánta generosidad hay en Dios!
¿Qué hacemos con los dones que Dios nos ha dado? Pongámonos a
trabajar con los talentos que se nos han dado, para que al final de
nuestra vida podamos escuchar: ¡Te felicito, siervo bueno y fiel!
Con mi oración, cercanía y gratitud.
Pbro. Lic. Andrés Figueroa Santos
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