Aunque la exportación agroalimentaria nacional mantiene récord al sumar 38 mil 791 millones de dólares (avance de 4.3% respecto mismo periodo 2022) se importa más de la mitad de los granos básicos, según reporte del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
De enero-septiembre. se produjo 20 millones 977 mil toneladas de maíz, frijol, arroz, trigo, sorgo y soya con consumo de 44 millones 644 mil toneladas, por lo que se importó 24 millones 421 mil toneladas de dichos granos, 55% de la demanda interna.
Desde hace años se experimenta sequía persistente y catastrófica que merma la producción. En 2021, la escasez de agua afectó 85% del territorio con muerte de miles de cabezas de ganado y caída en las cosechas de otoño-invierno de hasta 80% respecto a lo previsto.
Hoy, 60% del país padece algún grado de sequía y en enero-septiembre hubo picos de 80%. La aridez provocó daños a más de medio millón de hectáreas de cultivos y algunos estados perdieron el ciclo agrícola primavera-verano.
La falta de lluvias responde a fenómeno meteorológico cíclico (El Niño) y también a la plaga antropogénica (causada por el ser humano) del cambio climático, que, al alterar los ritmos naturales y desestabilizar el equilibrio ecológico, vuelve más potentes e imprevisibles las manifestaciones del poder de la naturaleza.
Cifras del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (GIECC) muestran que, en los últimos 50 años, la temperatura ha aumentado 0.85 grados en México que incide en la velocidad de evaporación del agua, en la desertificación de regiones antes fértiles, en la posibilidad de sembrar especies vegetales y que desata una cascada de consecuencias indeseables.
Si a la escasez de agua se añade que la disponible se destina a una agroindustria de exportación, el resultado es que no queda líquido para el cultivo de granos básicos ni, en ocasiones, para satisfacer las inmediatas necesidades humanas.
De este modo, la pérdida de soberanía alimentaria, la dependencia del flujo de divisas y el quedar a expensas de la volatilidad de los precios internacionales de los commodities agrícolas constituyen el reverso del éxito de las trasnacionales (en su mayoría, extranjeras) que obtienen miles de millones de dólares anuales llevando a todo el mundo cerveza, tequila y berries producidos en México. ¿Esto es nuevo?
De 1990 a 1993 la producción y el manejo de inventarios de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) permitieron reducción en las compras de maíz que para 1993 se situaron en 152 mil toneladas. A partir de 1994 repuntan la compra a pesar del continuo incremento en la producción nacional.
De 1994-97 la importación de maíz superó 2.2 millones de toneladas, en 1998 supera 4.7 millones de toneladas y de 1996-2000 se registró aumento en compras con volúmenes de
más de 5 millones de toneladas.
Varios factores lo explican. El comportamiento de la importación de maíz está en función directa de la producción y los niveles de inventarios. Por ejemplo, el nivel mínimo de importación en 1993 fue consecuencia del crecimiento de la producción que pasó de 14.65 a 18.65 millones de toneladas de 1992-93.
El comportamiento del consumo es otro factor. La eliminación de prohibir el maíz como alimento para animales aumentó el consumo animal llegando a constituir más de 6 millones de
toneladas al año (1996-98); factor que explica el crecimiento de la importación en
1996-2000.
La política del gobierno de México de permitir la entrada de importación de maíz libre de arancel superior a la cuota establecida en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) fue decisiva en el crecimiento de la importación.
La política cambiaria es otro factor que afectó la variación de la importación. Se espera
que a largo plazo las importaciones aumenten como consecuencia del incremento en el consumo.
Las proyecciones realizadas por el Departamento de Agricultura de EE. UU., (2001) pronostican incremento de la compra de maíz por México y prevé importación por 6.7 millones de toneladas para 2010.
Las cifras indican que a largo plazo mayor porcentaje del consumo de maíz será de importación. Hasta 1999 la importación la realizaba Conasupo. Su desaparición generó ineficiencias: La primera fue importar en meses de alto precio internacional en vez de meses de bajo precio ocasionando que el consumidor pague más.
Por ejemplo, en octubre 1999 a septiembre 2000, la importación de maíz fue de 5 millones de toneladas, el 22% se realizó de octubre de 1999 a febrero 2000, meses en que se registró el mayor precio internacional de maíz en el mercado de EE. UU.
Si la importación se realiza en meses de alta producción nacional ésta no puede venderse y debe almacenarse restando competitividad al productor pues el costo por almacenar disminuye la ganancia que podría adquirir al momento de la venta.
En diciembre 2000 se cosechó 4.2 millones de toneladas de maíz y la importación ascendió a 376 mil toneladas, indica que la importación obstaculizó la distribución de la producción.
La segunda se presenta cuando la importación se realiza por el puerto o frontera inadecuada en función del centro de consumo. En 2000, 39% de la importación se realizó por Piedras Negras y Nuevo Laredo, lejos del mayor centro consumidor del país.
Se debe hacer notar que en la distribución de maíz existe triangulación lo que refleja falta de información sobre demanda y producción en cada región. La triangulación se refiere a la participación de tres entidades en el proceso de comercialización del grano en donde una es intermediaria entre las regiones productora y consumidora.
La triangulación también se refiere a una situación en donde una región envía y recibe grano simultáneamente. Además, en la distribución de maíz se usa el medio de transporte más caro.
En 1990 el costo de transporte de una tonelada de maíz por camión fue mayor al costo de transporte por ferrocarril; sin embargo, el camión se utilizó más que el ferrocarril. 55% de las movilización efectuada por Conasupo se realizó por camión y por ferrocarril se movió el restante 45%.
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