Estados Unidos, 17 de noviembre.- La población de Gaza se encuentra al borde de una crisis humanitaria, con apenas un 10% de los alimentos necesarios ingresando en la Franja desde el inicio del conflicto, alertó el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA). La directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain, advirtió sobre la posibilidad inmediata de muerte por inanición debido a la falta de suministros esenciales.
Desde el inicio del conflicto con Hamás el 7 de octubre, los bombardeos israelíes han dejado más de 11,500 fallecidos en Gaza y destruido significativa infraestructura, viviendas y edificios residenciales. Cerca de 1.5 millones de personas están desplazadas, enfrentando un bloqueo casi total de Israel que limita el acceso a alimentos, agua, gasolina y suministros médicos, generando una extrema crisis humanitaria.
La directora ejecutiva del PMA destacó que la situación es crítica, especialmente en los hospitales, muchos de los cuales no están operativos. La reciente clausura de la última panadería asociada al PMA debido a la escasez de combustible ha llevado a una «paralización devastadora» de la producción de pan en Gaza, donde este alimento básico es escaso o inexistente.
La escasez de combustible también está afectando las operaciones humanitarias, incluida la entrega de asistencia alimentaria. A pesar de la llegada de camiones de Egipto, la falta de combustible impide que los suministros lleguen a los civiles en refugios. De los 1,129 camiones que han ingresado a Gaza desde octubre, solo el 7% transportaba alimentos, insuficiente para cubrir el 7% de las necesidades calóricas mínimas diarias.
La infraestructura alimentaria de Gaza está colapsando, con solo el 25% de las tiendas del PMA abiertas y mercados locales cerrados. La situación obliga a la población a sobrevivir con una comida al día, con pequeñas cantidades de alimentos a precios inflados, y algunos recurren al consumo de alimentos crudos como cebollas y berenjenas.
El representante del PMA para Palestina, Samer Abdeljaber, calificó el colapso de las cadenas de suministro de alimentos como un «punto de inflexión catastrófico» en una situación ya desesperada, donde la población ha sido privada de sus necesidades básicas.
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