Hace un año, Tamaulipas vivió dos actos importantísimos en su vida política.
Primero: Acabó la “Pesadilla o Pandemia Azul”, el sexenio desastroso del mercadólogo reynosense Pancho García, quien unos días previos puso “patitas de por medio” y se refugió en Estados Unidos, pues se le acabó el fuero y no quiso afrontar las cuentas pendientes de su ejercicio.
Y segundo: Arrancó una nueva etapa política, la del sexenio de galeno Américo Villarreal Anaya, el hijo de un ex gobernador priista, quien llegó a la gubernatura impulsado por las siglas de Morena, PT y PVEM.
Un cambio relevante en el estilo de hacer política.
En el que la sociedad es la principal beneficiaria, ya que se acabaron los atropellos y abusos contra los adversarios. Así como la confrontación con la federación y persecuciones a los alcaldes.
Ese solo hecho, es un avance valioso en la vida administrativa y política de Tamaulipas.
Sin embargo, el antecesor dejó una herencia negra de saqueo del erario público, endeudamiento y daños patrimoniales. Además de un entramado institucional ( Fiscal General, Fiscal Anticorrupción, Auditor Superior y Poder Judicial, todos Carnales) para protegerse.
Ahí se ha dado una batalla jurídica y política relevante, que se irá desmantelando poco a poco.
Pero ello no ha sido obstáculo para que se implementen políticas públicas y obras de infraestructura social y para el desarrollo en las diversas regiones de la entidad.
En caza municipio importante o pequeño de Tamaulipas, se hecho presente el gobernador Américo Villarreal Anaya para dejar constancia de la nueva relación con los Ayuntamientos y los alcaldes, así como obras o servicios para la comunidad.
Incluso en los municipios gobernados por alcaldes de origen panista, les ha tendido la mano y refrentado el respaldo. Se gobierna para todos.
Este primero de octubre, para recordar esos 365 días de una nueva administración estatal, habrá un acto político en el Centro Cultural a las 12 :00 horas. Y por la tarde una fiesta popular en el estadio “Marte R. Gómez”.
No es oficialmente un informe de gobierno, porque el Congreso del Estado, atendiendo una instrucción del reynosense Pancho García, cambió con fines político-electorales la fecha del informe a marzo.
Ello, con la intención de que ese acto arrojara resultados en las urnas de junio, cuando sería la elección para renovar la gubernatura.
Atendiendo a ese calendario caprichoso, en marzo pasado Américo Villarreal Anaya rindió el primer informe de labores, con apenas unos meses de labores.
Apenas hoy se cumple un año de gobierno.
Será hasta el próximo año cuando la nueva legislatura realice el cambio en el calendario para ajustarlo a lo que debe ser.
Por lo pronto, este domingo, es válido hacer el recuento de los avances de los 365 días de gobierno morenista.
En la capital tamaulipeca se nota la diferencia.
Paulatinamente regresa la dinámica económica.
Hay pequeñas y medianas obras de pavimentación en todos los sectores.
Se aplica un Fondo de Capitalidad para respaldar al Ayuntamiento de Victoria en acciones como limpieza pública, iluminación, bacheo, rehabilitación de jardines y plazas, así como en seguridad pública.
El ambiente en el sector burocrático es otro. Hay un mejor trato a los empleados de confianza y sindicalizados en todas las áreas del gabinete estatal.
Habrá que estar pendientes del recuento que presente el mandatario estatal, de acuerdo a los datos aportados por sus colaboradores de cada una de las áreas de su Gobierno.
La reflexión, será, sin duda, se aplicarse a fondo en este segundo año, en particular por parte de los Secretarios de Gobierno, de quienes se espera una mayor contribución.
El aprendizaje para muchos debe quedar atrás, apremian los resultados tangibles.
Se espera mucho más del secretario General de Gobierno, Héctor Villarreal González.; de la secretaria de Economía, Ninfa Cantú Deándar; de la secretaria de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, Karina Saldívar Lartigue; del Secretario de Desarrollo Rural, Dámaso Anaya Alvarado; del Secretario de Turismo, Benjamín Hernández Rodríguez, y del Secretario de Energía, José Ramón Silva, para potenciar las ventajas competitivas de Tamaulipas.
Obvio que en todas las áreas se requiere de un extraordinario esfuerzo y contribución de los funcionarios a quienes se les dio la confianza el año pasado, pero hay áreas meramente administrativas y gestoras, en tanto que otras son más operativas y su quehacer es fundamental para apuntalar el desarrollo con progreso, de la mano de los sectores productivos.
No hay tiempo que perder.
En un segundo año ya no se vale echarle culpas al pasado.
Y se trata del último año en el que habrá el acompañamiento del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Además de ser un año electoral, cuando a la mitad, en junio, se renovarán 43 alcaldías, el Congreso Local, además de 8 Diputaciones Federales, Dos Senadurías y la mismísima presidencia de la república.
La tarea administrativa, política y electoral, exigen que todos den el máximo de los rendimientos y que lo hagan con pulcritud, honestidad y armonía interna y externa
Tamaulipas lo demanda.
La sociedad lo exige.
Y el propio titular del Ejecutivo, requiere de un equipo al cien, que entregue resultados positivos.
Bienvenido el segundo año.
Las expectativas son mayúsculas.
Para abatir todos los rezagos heredados, los planes regionales y proyectos de futuro.
Y estar a la altura de las exigencias de la nueva etapa de Tamaulipas, de México y del Mundo.
Así es que a darle duro Américo Villarreal Anaya.
El tiempo apremia.
La historia juzga.
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