Les confesaré que la última vez que hice una carta de amor, de mi puño y letra fue
a finales de 1988, cuando era estudiante universitario y que por ese entonces, le
envié esa epístola a una compañera que me interesaba, donde le pedía que al
regreso de las vacaciones semestrales, diera respuesta a mi petición de noviazgo.
“Cómo hemos cambiado”, dice la remasterizada canción de los ex Timbiriche, Sasha
Sokol, Erik Rubín y Benny Ibarra, porque en pleno ciclo de las revolucionadas redes
sociales -Flickr-Facebook-Twiter-Instagram-, nadie sabe cómo redactar un mensaje
amoroso en papel y pluma.
Hoy mails, whatsapp, msm y liked, van y vienen para decirle a alguien que nos gusta
y a la vez nos hicimos tan prácticos, que en el programa de TV Catfish-Mentiras en
la red de la cadena estadounidense MTV, se ventilan sin rubor alguno, temas
relacionados con los problemas sentimentales e infidelidades de pareja.
El 14 de febrero, Día de San Valentín, alrededor del planeta se realizarán diversas
celebraciones con motivo de la amistad, debido a que es una fecha muy esperada
principalmente para los jóvenes que han encontrado, tal vez su primer amor.
La consultoría Statisticbrain reporta que por año, las ventas totales de regalos
relacionados al Día del Amor en Estados Unidos, es de 13 mil millones de dólares.
Según el INEGI en 2010, había 112,336,538 habitantes en México, de los cuales
57,481,307 eran mujeres y 54,855,231 eran hombres y hace una distribución
quinquenal que refleja que de un total de 7,009,226 individuos, en el rango de 40 a
44 años, 3,350,322 fueron varones y 3,658,904 damas.
A nivel país en la categoría de 45 a 49 años, hubo 5,928,730 almas divididas en
2,824,364 caballeros y 3,104,366 féminas, refiere que de 40 a 49 años, se contaban
12,937,956 gentes y dentro de su estado conyugal, el 9.9% era soltero, 63.7%
casado, 15.4% unido, 5.9% separado, 2.8% divorciado y 2.3% viudo.
Siempre me pregunto qué festejan, las personas de cuarenta años y más, puesto
que a esa edad las cargas de trabajo, los deberes familiares, los quebrantos de
salud, las complicaciones económicas y otras fatalidades, ocasionalmente inhiben
la dicha y la felicidad de la gente mayor.
Por diferentes circunstancias muchos cuarentones y cuarentonas, olvidaron el
significado del amor, del romanticismo, por si fuera poco ya con un divorcio a
cuestas, una desgastante separación, una temprana viudez o simplemente llevar
una vida solitaria, para ellos, habrá tiempo para una segunda oportunidad.
Alguien que ronda las cuatro décadas de existencia, sabe “con quién quiere estar y
con quién no”, está convencido que no hay amores para siempre, que hay que darlo
todo sin esperar nada a cambio, que los sentimientos son sin condiciones, sin
plazos, sin prejuicios y sin remordimientos.
Es consciente que la vida es tan bella y tan corta, que no debemos asfixiarnos, ni
atormentarnos por nada del mundo, al contrario hay que detectar coincidencias,
intereses comunes y puentes de comunicación, que puedan en lo posible abonar en
el terreno del amor, siempre basados en la verdad, la lealtad y la libertad.
Para mí, una de las grandes tribulaciones de los enamorados, es pretender
adueñarse del espacio, del pensamiento y de la voluntad del otro, conviene saber
que la única constante es el cambio y que nuestras emociones no escapan a esta
lógica, por ello necesitamos crecer, madurar, evolucionar y reinventarnos.
En una publicación de Támara Di Tella, experta en belleza femenina sostiene que
a pesar de las estrías y las arrugas propias del tiempo, las mujeres de vez en cuando
deben romper sus paradigmas, “perder un poquito la razón para buscar de nuevo la
pasión y entender que no hay vacunas contra el azar”.
En lo personal creo que las mujeres después de los 40, están en su mejor etapa,
viven más plenas, más libres y más felices, al haber superado el duelo de una crisis
como afirma la psicóloga Miriam Hernández, que habla de “negación, enojo,
negociación y depresión”, para finalmente llegar a un proceso de aceptación.
Mi recomendación a los de “cuarenta”, que han sufrido sinsabores y desengaños,
para el 14 de febrero, es ver por video o web, el filme “Un lugar llamado Notting Hill”
-1999-, estelarizado por Julia Roberts y Hugh Grant, cuya trama es un culto al amor,
al romance, a la alegría, a la fe, a la esperanza y a volver a empezar.
Facebook/olimpobaezcedillo Twitter: @guiadelbien
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