Definitivamente sólo una investigación más amplia, haría posible documentar la
interesante historia de los cafés antiguos en Victoria en los siglos XIX y XX. El registro de
algunos de aquellos lugares se complica, considerando que su estancia fue corta y
probablemente cerraron o cambiaron de nomenclatura. Una de las fuentes primarias para
sumergirnos en este apasionante tema son los periódicos de la época, donde aparecen
anuncios publicitarios del mencionado ramo prevalecientes en la memoria colectiva. Lo
mismo los directorios generales de la República Mexicana, como el de 1902 donde
aparece un molino de café propiedad de Manuel M. Hinojosa establecido en la calle
Hidalgo.
Vale decir que la mayoría de los cafés de Victoria, no sólo incluían en el menú la
ancestral bebida, sino también comida, cerveza, refrescos, nieve, pan, repostería y otros
productos de consumo popular. Bajo estas circunstancias, los famosos cafés de chinos
cumplieron una función social importante en esta capital norestense, hasta cierto punto
sedentaria donde burócratas de gobierno, periodistas, políticos y turistas acostumbraban
matar el tiempo.
Nos referimos al Café Alcázar de Pedro Wong después Café Campos; Café Turista
expertos en la receta original de shop suey, a un costado de la Terminal de Autobuses
Flecha Roja; Café Central de Alfonso Wong Chew y Café Cantón el único sobreviviente de
aquellos años, entonces en el 8 Hidalgo y Juárez. En julio de 1943 según anuncio
periodístico, se traspasaba porque su propietario se dispuso a: “… tener que salir fuera de
la ciudad.” (El Gallito/julio 22/1943). Años después, El Cantón operó en el 9 Hidalgo y
Morelos enfrente de la Plaza Hidalgo, atendido por Luis Chío. Gracias a su panadería
tradicional, el Café Tibet obtuvo renombre entre los preferidos de cafeteros y comensales
de la localidad. Por el mismo rumbo, estaba el Café Picolino atendido por Mercedes Flores
Arias.
Por ubicación estratégica, la calle Juan B. Tijerina se convirtió en una de las
avenidas de numerosos cafés de cualquier categoría. Algunos se convirtieron en escenario
de aquelarres como La Jarochita -8 Juárez y Zaragoza- y Victoria -8 Allende-, donde se
expendían bebidas alcohólicas mientras enormes sinfonolas, reproducían a todo volumen
canciones del momento. Ante este escenario, dice el periódico Noticias del 3 de abril de
1957: “Los Vecinos, transeúntes y visitantes, tendrán que seguir soportando los
escándalos que diariamente se suscitan.” Otro negocio era el Café Paso del Norte -8
Carrera Torres-.
El California
A partir de los años cincuenta, existieron cafés para gustos refinados, donde los
parroquianos se entretenían entre periódicos, pláticas sobre acontecimientos del día y
comentarios de la picaresca política. Lo mismo se referían a chismes de alcoba, asuntos de
gobierno, negocios y noticias policíacas como el crimen los esposos Kennison de origen
norteamericano, despojados de su automóvil y dinero por dos gringos uno de ellos de
apellido Shelton administrador del Hotel Trébol. En aquel momento El Café Turner’s y La
Urraca se convirtieron entre los favoritos de turistas gringos, canadienses y familias
victorenses.
Uno de los más célebres de la localidad era El Café California, en la calle Juan B.
Tijerina entre la terminal de Transportes del Norte y Estación Salinas de gasolina. Enfrente
estaba La Terraza Victoria, pequeño espacio donde compañías teatrales ofrecían de paso
funciones de cine y teatro. A unos metros, el imponente edifico de la Escuela Normal y
Preparatoria, más allá el Palacio Federal, la iglesia de Nuestra Señora del Refugio, Plaza
Hidalgo y Hotel Sierra Gorda entre otros edificios importantes.
Sobre la presencia del establecimiento, debemos recordar que un sábado 9 de abril
de 1938, Feliciano García Zepeda probablemente primer dueño del California anunció a
través de las páginas del semanario El Gallito, sobre la inauguración de un local anexo para
atender a su numerosa clientela a partir del domingo 17 de ese mes. Por tal motivo, a
partir de ese momento se llamaría Café y Nevería El Patio California; uno de los salones
más elegantes de la localidad: “…donde de antemano sabemos que concurrirán
numerosísimas familias de la localidad para saborear las exquisitas y sabrosas nieves de
crema, chocolate y frutas naturales que se servirán con esmerada atención y limpieza.” A
finales de aquel año Feliciano amplió su servicio día y noche, con venta de comida,
pescados y mariscos, camarón fresco. Además contrató un teléfono y ofrecía servicio a
domicilio.
A mediados de 1940, se promocionaba como El Café, Nevería California y La
Estación Salinas, propiedad de Librado Salinas. Desde entonces, El California se convirtió
en referente para turistas y lugareños, quienes disfrutaban almuerzos tamaulipecos de
machacado con huevo, comidas corridas y a la carta. Además fue centro de reuniones
mañaneras y amenas conversaciones entre políticos, periodistas, empresarios y ganaderos
entre ellos Enrique Cárdenas González, Cristóbal Guevara, Emilio Villarreal Guerra, Emilio
Caballero Caballero, Elías Charur, Jesús Rodríguez y otros personajes quienes desde
temprano ocupaban varias mesas sentados frente a una humeante taza de café, antes de
iniciar sus actividades.
Algunos años, se convirtió en lugar favorito de los victorenses trasnochados y
clientes asiduos que acudían después de fiestas, bodas, bailes y graduaciones.
Acostumbraban deleitarse con un buen plato de menudo, antes de retirarse a dormir. Lo
mismo entrada la madrugada, saboreaban ese tradicional platillo acompañado de una
cerveza bien helada para combatir la resaca.
Desde su fundación, este amplio negocio con una sección al aire libre, fue
competencia del Café y Nevería Alaska de Lino Campos -frente al Jardín Juárez, contigua al
Hotel don Pepe-, donde vendían nieve ISCA de crema y chocolate, refrescos de frutas
naturales, ladrillos, nieve y esquimales. Los victorenses de aquellos tiempos recuerdan El
Alaska, La Urraca de la cual hemos escrito, El Teka -sitio preferido de la Banda del Zapato
Blanco y el Club Weberson- y El California cumplieron su ciclo y para los años noventa del
siglo pasado desaparecieron del radar de los políticos bebedores de café.
Al transcurrir del tiempo, surgió El Café Daddy’s del Hotel Everest y otros más en el
marco de la globalización comercial, ajustados a un nuevo concepto económico, familiar y
de servicio. Actualmente el consumo del café expreso, lechero o americano en Victoria se
ha diversificado gracias a las tiendas OXXO, donde puede adquirirse a precios módicos, a
costa de generar envases desechables. Definitivamente el café es una bebida
imprescindible en los restaurantes en cualquier desayuno; sin olvidar las cafeterías de
moda por ejemplo Mostachón, Coffe Bread, Italian Coffee, María Bonita, Vip’s, Rosita,
Starbucks y Centeno por nombrar algunos donde se ofrece buen servicio a los
cafeinómanos.
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