Abarcando cada vez más terreno en el mundo, las criptomonedas serán aceptadas como medio de pago en centros comerciales mexicanos, que operados por Grupo GICSA, se convierten en los pioneros en habilitar los criptopagos en este tipo de establecimientos y negocios de entretenimiento.
Este paso no sólo supone una oportunidad para enriquecer la experiencia de los usuarios, sino que, además abre un panorama que posiciona el mercado de las criptomonedas en sectores estratégicos, en busca de complementar la economía tradicional en un 2022 con importantes desafíos financieros por venir.
Nicola Fausto Spoto, experto en lenguajes y técnicas para el desarrollo y análisis de contratos inteligentes para blockchains y vocero de la cadena de bloques Takamaka, plataforma de última generación desarrollada por AiliA en 2018, afirma que “el crecimiento no es sólo desarrollo y tecnología, sino también inversiones de la parte más joven de la sociedad, ávida de contribuir al desarrollo de un sector que transformará a las viejas instituciones”. De esta forma, la posibilidad de que productos y servicios puedan ser adquiridos con criptomonedas en distintos establecimientos comerciales, muestra con mayor solidez un cambio en la economía que podría generar grandes efectos a corto y largo plazo.
A fines de 2021, México se posicionó en el puesto 14 entre 27 países que poseen criptomonedas, sin embargo, oficializar Bitcoin, Ripple o Dogecoin, no es todavía una alternativa, como sí lo fue para El Salvador que convirtió oficialmente el Bitcoin en moneda de curso legal en septiembre de 2021. “Lo de El Salvador es una ‘prueba’ muy importante para Bitcoin, no sólo para los salvadoreños, sino de forma global ya que es monitoreado tanto por los partidarios de las criptomonedas, como por las instituciones financieras y los gobiernos de todo el mundo”, asegura Spoto.
El profesor asociado del Departamento de Informática de la Universidad de Verón y especialista en análisis y verificación de software, destaca que Bitcoin tiene una tendencia decididamente impredecible y una ventaja indiscutible de ser utilizado de forma peer-to-peer, intercambiado a tarifas bajas en transacciones sin intermediarios, además de poder guardarse en billeteras en teléfonos móviles.
En ese sentido, las cadenas de bloques como Takamaka juegan un papel fundamental, ya que representan un sistema informático decididamente revolucionario y seguro, que proporciona la máxima seguridad y privacidad. Es por ello que grandes corporaciones como IBM, Cisco, Lenovo y Microsoft, entre muchas otras, han invertido en blockchain y han desarrollado sistemas de alta tecnología que se integran a los sistemas funcionales actuales con la finalidad de potenciarlos.
La blockchain de Takamaka fue diseñada para ser utilizada en lenguaje Java, con una usabilidad y familiaridad al alcance de cualquier ecosistema corporativo. “Desde el punto de vista empresarial, Java encaja a la perfección ya que se trata de uno de lenguajes más populares que se utilizan en el mundo; de hecho, hay al menos nueve millones de desarrolladores y esto realmente abre una comunidad espontánea de millones de personas que pueden usar y producir modelos comerciales en Takamaka de forma inmediata”, sostiene Spoto.
Actualmente, Takamaka cuenta con casi 20.000 usuarios registrados en su plataforma, generando oportunidades económicas por defecto y ofreciendo nuevas soluciones fáciles de usar para entusiastas, empresas y programadores, además de cumplir totalmente con las normas suizas contra el blanqueo de capitales, considerándose dinero digital a todos los efectos, tal como asegura el académico italiano.
Las criptomonedas siguen afianzándose en distintos mercados, y así como México incorporó su validez en establecimientos comerciales, para este año también se espera una importante penetración como forma de pago en agencias de viajes, hoteles, casinos bitcoin, tiendas de aplicaciones y juegos en línea, entre otros sectores. Por este motivo, es cuando a más de diez años después de su nacimiento, la blockchain comienza a ocupar un lugar en las futuras carteras de inversión de empresas y pequeños ahorradores.
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