CDMX, CDMX a 05 de Enero del 2022.
Durante varios años José María Napoleón estuvo vetado del espectáculo mexicano por haber firmado con una empresa discográfica que no era aprobada por Televisa, pese a esto, regresó a los escenarios, aunque para esto tuvo que cumplir una de sus principales metas y además tener que atender una tienda para ganarse la vida.
Mientras no podía ejercer como músico en el país que lo vio nacer y que se le cerraran las puertas en otras naciones por la misma causa, el cantante decidió retomar un sueño que había surgido en su infancia: ser torero, este deporte no le pagó nada bien, pues también se tuvo que retirar de esta actividad tras sufrir varias lesiones. Como recuerdo de su salto a la plaza de toros le quedaron tres costillas fracturadas, un par de cornadas, un clavícula rota y el desprendimiento de la rutina derecha. Esta última lesión casi le ocasiona perder la vista de ese ojo.
Al programa “Historias Engarzadas” confesó que ninguna de estas heridas hicieron que dudara en seguir con su sueño detrás de la espada. Tuvo al menos 119 enfrentamientos contra todo como novillero y 59 corridas de toros.
“La música es mi esposa y mis hijos, los toros es la amante prohibida que me jala”, dijo.
El nacido en Aguascalientes se enfrentó a problemas de dinero debido a las necesidades en su hogar y por una rara enfermedad que padeció su hijo José María. Por tal motivo, tuvo que vender propiedades y hacer uso de los ahorros que aún le quedaban del mundo de la música.
Al final, “El Poeta de la Canción” tuvo que pensar en el futuro de su familia, por lo que tomó el poco dinero que le quedaba y junto con su esposa puso una tienda de abarrotes, a la cual llamó “La Manzana”.
Sin importar que fue un ídolo sobre los escenarios, el intérprete comenzó a buscar frutas y verduras en los mercados para surtir su negocio. De forma frecuente, además, compraba ingredientes para hacer tortas y poder venderlas.
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