A finales del año pasado en una de las clases virtuales que tuve con mis alumnos
del primer cuatrimestre, de la “Licenciatura en Administración de Empresas” y
“Licenciatura en Contaduría Pública” del IMEP, les pedí que deliberaran acerca del
“trabajo en equipo en las organizaciones de clase mundial”.
Después de una introducción del tema, les solicité que votaran y que consideraran
que es más importante, desde su perspectiva de noveles, por lo que ocho alumnos
respondieron que para ellos es primordial las capacidades individuales en una
empresa y seis, creían que el trabajo en equipo facilita la consecución de objetivos.
Creo que la visión de los jóvenes estudiantes de una carrera universitaria, que no
rebasan las dos décadas de existencia, obedece a que siguen patrones de modas,
estereotipos y estilos de vida de personajes como artistas, cantantes, políticos,
deportistas, empresarios e “influencer” que, a pesar de su corta edad, son exitosos.
En cambio, para un docente de Administración que alcanza el medio siglo de vida,
es vital “fomentar en cualquier organización, el trabajo en equipo de las personas”,
por lo que hay que inyectar entre los aprendices actitudes que promuevan la
armonía y la comunicación y erradicar conductas como el egoísmo y la envidia.
Para el diccionario RAE, el equipo “es un grupo de personas
organizado para una investigación o servicio determinados” y para el libro de
“Administración” de Koontz-Weihrich, el grupo, se define “como dos o más personas
que actúan en forma interdependiente y unificada para el logro de metas comunes”.
Un mapa conceptual refiere “siete diferencias entre un grupo y un equipo”, en el
grupo, “se da una actitud pasiva frente al conjunto, hay individualismo, la confianza
es accesoria, se compite y se busca destacar, los conflictos se evitan para proteger
al grupo, se limita la aportación de ideas y la crítica y el foco está en no perder”.
En el equipo “existe una contribución alta y proactiva, interdependencia, la confianza
es fundamental, se coopera y se busca pertenecer, los conflictos se enfrentan y se
resuelven para que el equipo crezca sólido, se potencia la aportación de talento,
ideas y sugerencias de mejora y el foco está en aprender, ganar y crecer”.
Hace poco hubo un conflicto en torno al futuro de Cristiano Ronaldo, quien esta
temporada jugó con el “Juventus de Turín”, de la Serie A de Italia, de tal suerte que
el ex-futbolista Antonio Cassano, le recomendó que se fuera de dicha escuadra,
“porque no sabía jugar para el equipo y siempre mantenía actitudes individualistas”.
Constantemente hay noticias de “revistas relacionadas con los espectáculos en
Hollywood”, que revelan comportamientos negativos de actores, algunas poses de
divo, excentricidades raras y personalidades psicóticas, que han ocasionado pleitos
en el “plató” de las filmaciones, a tal grado “que nadie quiere trabajar con ellos”.
En el ámbito del gobierno federal, los principales funcionarios se quejan en privado
de Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, quien ha adoptado unas
“actitudes protagónicas y un estilo de gobernar autocrático”, restándoles autoridad
de decisión, confusión, duplicidad de funciones y vacío de poder.
Para mi entender el PEJE es “un mal administrador”, desde el punto de vista técnico,
ya que ha manejado con deficiencia la pandemia del COVID-19, la crisis económica,
la pobreza y la inseguridad pública, generando renuncias, ceses y enfrentamientos
entre sus hombres de confianza y un choque ideológico en su grupo político.
De las ventajas comparativas del trabajo en equipo es que favorece el compromiso
de sus integrantes, el sentido de identidad y pertenencia, fomenta el arraigo y la
militancia, además de que crea hábitos de excelencia, valores y “una cultura
organizacional” que comparten sus elementos.
Hay una frase del ex-basquetbolista Michael Jordan de los “Toros” de Chicago, que
dice “que el talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan
campeonatos” y para variar el gran boxeador mexicano Raúl “Ratón” Macías,
aseguraba “que todo se lo debo a mi mánager y a la Virgencita de Guadalupe”.
En el “argot” futbolístico se dice que “los jugadores le tienden la cama al entrenador”,
cuando empiezan a renegar del estilo de dirección del manejador y en forma
subrepticia, los futbolistas se dejan ganar, hasta que los dueños del equipo
rescinden el contrato del “conflictivo mánager”.
Facebook: olimpobaezcedillo Twitter: @guiadelbien
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