La fotografía está vinculada estrechamente a la vida sentimental y cotidiana
de los habitantes de la capital tamaulipeca. Hace varias décadas, anterior a los
teléfonos celulares y cámaras digitales, obtener una imagen o retrato a través de las
herramientas y técnicas disponibles en ese momento, representaba un proceso
largo y complicado por aquello del rollo, revelado e impresión de imágenes.
Al consolidarse la industria fotográfica, surgieron en Ciudad Victoria
aficionados a este oficio con suficientes recursos económicos para adquirir equipos
adecuados. En cambio, quienes deseaban asegurar un recuerdo iconográfico de
calidad estética, óptima resolución y buen gusto, contrataban un profesional de
prestigio, experiencia, conocedor del manejo de la cámara y especialista en técnicas
del arte del retrato.
Sobre el desarrollo de esta actividad en Ciudad Victoria, se tienen pocas
fuentes que ayuden a su estudio. Las más antiguas referencias se consignan a
principios de segunda mitad del siglo XIX, cuando gracias al incremento poblacional
y situación económica, surgieron fotógrafos ambulantes extranjeros con enormes
cámaras y aparatos accesorios. Simultáneamente, adaptaron un estudio donde
ejercer sus actividades de forma temporal. Vale decir que en aquella época, los
costos de un retrato eran altos.
Uno de los primeros fotógrafos que se recuerdan fue Carlos Alexandro Berg,
pintor y retratista probablemente de origen alemán. Hacia 1864, se instaló en una
de las residencias enfrente de la Plaza de Armas de Victoria. Ese año tomó una serie
de fotos a Pedro José Méndez, su esposa María de Jesús Moncayo y otros familiares del prócer tamaulipeco. El mismo personaje experto en retratos, también se hacía
llamar Alexander.
Todo indica que por motivos de trabajo, aquel profesionista de la lente radicó
varios años en la entidad, porque en 1883 lo encontramos a bordo del Vapor
Tamaulipas anclado en el puerto de Tampico, donde realizó una serie de postales
del barco que vendía a los pasajeros, mientras se trasladaban por los mares del
Golfo de México a Veracruz.
Otro fotógrafo de importancia fue E.M. Saettele, quien ejerció actividades en
Victoria gracias a un permiso de las autoridades para operar en 1886: “…un
monopolio para hacer fotografías baratas en la Exposición.” En diciembre de ese
año, autoridades de Tamaulipas contrataron al fotógrafo Jerónimo, como
responsable de un taller fotográfico en uno de los anexos de Palacio de Gobierno,
con el propósito de “…retratar a los presos como lo dispone una Ley de aquel
Estado…el Sr. Jerónimo ha procedido desde luego a sacar fotografías de los
sentenciados a prisión.”
En esos años de crecimiento y prosperidad, tomar fotografías representaba
tener un estatus cultural. Sin embargo debido al costo de los aparatos de
importación, no cualquiera podía adquirir una cámara. En 1902 apareció en la Plaza
Principal de Victoria el fotógrafo Nicolás López, quien exhibió la postal de un niño
de un año de edad sin ropa, razón tal motivo el alcalde Vicente Garcilazo mandó
retirarla por considerarla obscena. Hacia 1904 El Progresista publicó un anuncio del
fotógrafo Luis Cuevas, especialista en ampliaciones y estilos modernos. Al poco
tiempo, cambió su domicilio a Tampico. Por esas fechas, la casa comercial Hijos de
Pablo Lavín, puso en venta una serie de tarjetas postales de lugares atractivos de la
ciudad, entre ellos la Hacienda de Tamatán, Paseo Méndez, calles y plazas, impresas
en Galas Lavín..
Para 1907 existían varios fotógrafos en la localidad, la mayoría aficionados
quienes practicaban esta actividad como entretenimiento o sin fines de lucro. El
Anuario Estadístico del siguiente año menciona los nombres de Enrique Canales,
Saturnino Careaga, Marcelino Castañeda, Matías S. Canales, Baltazar García Vera y
Luis Govela. Únicamente Alfonso Cervantes quien nació en Sonora en 1888, aparece como profesionista de la lente, establecido en diferentes épocas sobre las calles
Hidalgo y Juárez. Para 1912, destacaban por su experiencia en el oficio Manuel Siller
12 y 13 Juárez y Antonio E. Torres -Morelos 17-.
Durante la Revolución Mexicana, varios fotógrafos dejaron testimonio acerca
del movimiento en Victoria. A finales de 1913, durante la presencia del ejército
constitucionalista en esta capital, el fotógrafo norteamericano radicado en
Matamoros Robert Runyon, acompañó a un contingente revolucionario encabezado
por el general Lucio Blanco, y les tomó varias fotografías durante su estancia en esta
capital. Algunas corresponden al cementerio, estación ferroviaria, palacio de
gobierno, el puente negro, parián y varios automóviles a punto de cruzar el Río San
Marcos.
Otro de los fotógrafos del momento era Alfonso Cervantes, quien a las seis de
la mañana del 16 de noviembre de 1913, antes del inicio de las batallas que
culminaron con la Toma de Ciudad Victoria, registró una magnífica fotografía de un
grupo revolucionario, proveniente de Coahuila. En 1921, Cervantes anunciaba su
negocio en 12 y 13 Hidalgo.
Sobre el uso político de la fotografía de esa época, poco se conoce de quienes
la ejercieron en Victoria. Por lo menos se tiene el registro de García ¿Baltazar? y
Sosa probablemente contratados durante el gobierno de Emilio Portes Gil 1924-
1928. Acerca de su trabajo, se tienen imágenes de Lázaro Cárdenas en Monterrey;
asambleas políticas en el Instituto Literario de Tamaulipas; recepciones en la
Estación del Ferrocarril de Victoria y un mitin del general Álvaro Obregón en el
Mercado Argüelles (1924).
Además de abarroteros, restauranteros, cocineros y lavanderos, entre los
migrantes chinos que llegaron a la capital tamaulipeca, figura Enrique Chew un
fotógrafo, especialista en amplificaciones. En octubre de 1928 anunciaba en su negocio
en la calle Hidalgo frente a la Plaza Juárez, con venta de polvo suelto
y perfumes, marca La Reina de Paris.
“El Mejor Recuerdo es un Retrato……Retrate a sus Niños en Estudio Iris”, establecido por F. del Castillo a
mediados de los años treinta enfrente de la Plaza Juárez. Ofrecía toda clase de
amplificaciones y copias de retratos viejos. Por esos años, la acreditada y conocida
fotografía Casa González de Daniel B. González, se encontraba enfrente de la Plaza
Hidalgo. En 1935 mudó su negocio a un local del 10 y 11 Hidalgo 106, donde vendía
artículos Kodak y marcos para certificados. Fue uno de los fotógrafos de mayor
jerarquía que reflejan los antecedentes históricos de la localidad, entre sus trabajos
destacan una serie de imágenes de la ex hacienda de Tamatán, arquitectura urbana,
Palacio de Gobierno, Puente del Ferrocarril y comercios de la calle Hidalgo.
En 1946 se instaló la Fotografía Nueva en Hidalgo y 6, propiedad de A. González
Vargas, quien además de revelados e impresión de fotos ofrecía a precios bajos “Toda
clase de retratos Pasaporte y Credenciales Urgentes.” En esa época, se ubicaban en la
avenida Juárez los Estudios Fotográficos Pedroza y Manuel González.
A mediados de la década de los cuarenta llegó procedente de Monterrey el joven
Rafael Arreola Martínez, destacado fotógrafo que abrió su negocio en el 12 Hidalgo y
Morelos. Posteriormente se cambió a Hidalgo 12 y 13, donde logró enorme prestigio,
como especialista en retratos a color con retoque, herencia de su padre. Rápidamente se
convirtió en uno de los fotógrafos preferidos de la sociedad victorense, especialmente de
las damas. Una de las modelos que lucía en el aparador, fue Salma Amar de origen
libanés y extraordinaria belleza.
En 1963 visitó Victoria el célebre fotógrafo tampiqueño Nacho López,
encomendado por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez para una serie de imágenes de
escuelas del CAPFCE. En medio de este escenario, operaban las cámaras de los Estudios
Cárdenas y Gómez, expertos en las imprescindibles fotos estudiantiles en blanco y
negro, propias de certificados, títulos, credenciales y pasaportes.
De acuerdo a la frase “una imagen dice más que mil palabras”, ahora sabemos que
las fotografías representan una importante fuente de consulta que contribuye a la escritura
de la historia. Gracias a su carácter iconográfico, visualmente podemos acercarnos al
conocimiento de nuestro patrimonio cultural, costumbres, modas, arquitectura,
naturaleza, entorno social y mentalidad de quienes nos precedieron. (Fotos: Gilberto Gómez Canseco; periódicos El Mundo/diciembre 20/1896; El Siglo Diez y
Nueve/11/22/1883; La Voz de México/2/5/ 1896)
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