No cabe en la cabeza de nadie que el país con la mayor tecnología de
América, no pueda contar los votos rápidamente y definir quien resultó
triunfador, sin embargo debemos de reconocer que la polarización de
la sociedad es absoluta y que la despresurización era necesaria.
La jornada electoral de USA del 3 de noviembre resultó como se
esperaba, se rompieron todos los records de participación ciudadana y
fue muy emocionante ver como se acomodaban los votos electorales
hasta la medianoche de ese día.
Ya cuando marcaba el reloj la fecha 4 de noviembre el panorama se
tornó sombrío, todos los simpatizantes del partido Republicano
querían que durante la misma jornada se diera conocer el resultado
final, mientras que los Demócratas aceptaban con resignación la
espera, gracias a que su líder salió a dar un comunicado para tener
paciencia y esperar el resultado oficial del Colegio Electoral.
Tengo que reconocer que por afán periodístico le di seguimiento
puntal desde el inicio de la votación, me pareció interesante observar
con detenimiento el flujo de los votantes, que para antes del día D ya
habían incrementado en mucho la participación ciudadana.
Al cierre de las casillas, la ansiedad ya era mucha, la jornada había
sido limpia, sin incidentes de violencia, algo que algunos medios
anticipaban con verdadera preocupación, ya que el estilo del
presidente Trump, hacía prever que algo diría para incendiar el
proceso.
En el análisis del movimiento de los resultados oficiales del Colegio
Electoral, se pudo ver la intención mediática por posicionar desde
temprano a Biden como el triunfador, pues algunos medios aun antes
del resultado oficial, dieron por hecho la adjudicación de los estados
para la causa Demócrata, algo que no tenía necesidad de suceder,
pero que en la especulación sin duda generó pasión.
Si no se iba a declarar triunfador Biden, ¿qué necesidad había de salir
a declarar algo a los medios? Esto no se puede entender más que
como la intención de provocar a Trump, lo cual se logró casi de
inmediato, bueno, hasta Twitter le restringió la respuesta que publicó.
A partir de ahí, fue notorio el cambio de resultados electorales, cuando
se había mantenido por horas un diferencial alto a favor de Trump en
los votos populares, eso dejó de ser real al llegar los números de los
votos de California, Oregon y Washington, la costa oeste dio el giro en
ese factor de interpretación política.
Sin embargo, a pesar de que ambos partidos mantuvieron sus
bastiones electorales, los estados considerados “Bisagra” se
mantenían del lado Republicano, hasta que llegó la hora de contar los
votos por correo.
Hasta las 00:45 del día 4 de noviembre se le presentó a Trump la
oportunidad de obtener en algún corte un diferencial a favor en los
últimos votos contados, después de ahí, todos los cortes han sido
positivos para Biden.
Sin embargo la fiesta electoral por el incremento de la participación
ciudadana, se puede venir abajo al reportarse ya casos concretos de
ciudadanos fallecidos que votaron por correo, cuando lo leí no lo podía
creer, pensé que ese sistema de votación postmortem era exclusivo
de mi patria, México.
Al ver la evidencia en el sistema de que, William Bradley nacido en
1912 y fallecido en 1984, votó por correo en Michigan no me queda
más que preguntarme si hubo una acción concertada para ensuciar las
elecciones más concurridas de los Estados Unidos de América.
Esto me hace recordar el mayor escándalo político de los
norteamericanos, el cual sucedió en los años 70s y surgió gracias a
una “garganta profunda” que logró mover las rotativas del Washington
Post para lograr la renuncia del Presidente Richard Nixon.
El mayor premio al Periodismo se lo llevaron los jóvenes reporteros
que le creyeron a esa garganta dispuesta a soltar de su ronco pecho,
todo lo que lo agobiaba.
Con el actual proceso electoral ya en los tribunales, aun antes de
terminar el recuento de votos, bien valdría recordar que fue mucho lo
que perdió el partido Republicano en credibilidad por haberse atrevido
a husmear la sede del partido Demócrata, hoy a casi 50 años de esa
vergüenza, tal vez estamos en la antesala de la venganza partidista, si
es que surgen algunas “gargantas profundas” dispuestas a demostrar
con evidencia lo que sin duda será conocido como el WATERPOST.
Jorge Alberto Pérez González
www.optimusinformativo.com
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