Hoy quiero compartir con ustedes mis lectores, dos eventos que marcaron mi
existencia, de manera coincidente se dan en 1986, por un lado la culminación de
mis estudios de bachillerato en el CBTIS 24 en Ciudad Victoria y la realización del
Campeonato Mundial de Fútbol realizado en distintas sedes de México.
Con apenas 18 años de edad, resultó muy significativo para mí, toda la parafernalia
que rodeó los preparativos, la organización y el desarrollo y ver el ganador de este
certamen, en donde Argentina se llevó el título mundial, en un trepidante juego, en
los que los sudamericanos derrotaron a Alemania, por un marcador de 3 goles a 2.
Justamente el domingo 29 de junio de 1986, a las 12 horas al lado de mis padres y
hermanas, pude observar el cotejo de fútbol en Ciudad Mante, Tamaulipas, claro a
través de las pantallas de televisión y para variar los anotadores de este encuentro,
fueron los argentinos Jorge Valdano, Jorge Burruchaga y José Brown.
Ahí vi coronarse al equipo de Argentina y a su máximo astro Diego Armando
Maradona (25 años de edad), ante un abarrotado estadio “Azteca” en la Ciudad de
México, que se rindió con la magia del estilo de juego y verticalidad de los
sudamericanos, en ese entonces dirigidos por el “che” Carlos Salvador Bilardo.
Una semana antes en el coloso de Santa Úrsula de CDMX (22/Junio/1986), durante
el cotejo celebrado por los cuartos de final del mencionado Campeonato Mundial en
México, el “pibe” Diego Maradona, metió un gol con la mano, después de las
imprecisiones del árbitro y ante los airados reclamos de los jugadores ingleses.
Videos de internet dan cuenta de otro especular gol ejecutado por Maradona en ese
encuentro, en donde Diego tomó el balón con la zurda, antes de la media cancha y
siguió con su pelota driblando uno, dos, tres jugadores, incluso dentro del área burló
a dos defensores y todavía tuvo la osadía de hacer lo propio frente al portero Shilton.
Volviendo a la tarde del 29 de junio del 86 al estadio Azteca, ese domingo fui testigo
de la obtención del codiciado Campeonato Mundial de Fútbol celebrado en México,
por la selección de Argentina y el nacimiento de su máxima figura de nombre Diego
Armando Maradona y a quienes algunos comparan con Pelé, Di Stéfano y Cruyff.
A medianos de 1987, Maradona jugando para el Club de fútbol “Napoli” obtuvo el
campeonato de la “Serie A” de Italia, misma hazaña que consiguió en la temporada
1990 con el Nápoles, no sin antes referir el cetro alcanzado por dicha oncena, quien
se hizo acreedora al título de la “Copa de la UEFA”, en la temporada 1988-1989.
Dicho liderazgo deportivo y potencia física le permitió a “Diego Armando”, junto a su
equipo argentino, conquistar el Subcampeonato Mundial de Fútbol en 1990, llevado
a cabo en Italia, frente a la poderosa escuadra de Alemania Federal, en que poco
le faltó para que consiguiera el bicampeonato mundial de fútbol convocado por FIFA.
Cuatro años después el destino le quiso cobrar una cara factura a Diego Armando
Maradona, en pleno Campeonato Mundial de Fútbol de Estados Unidos en 1994,
en un cotejo de Argentina versus Nigeria, al final del partido el “Pelusa” fue llamado
a un examen antidoping, resultando positivo para su desgracia.
Derivado de esta acusación, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA),
determinó la suspensión temporal del argentino, por lo que tuvo que abandonar el
certamen ante la incertidumbre de su amada selección albiceleste y fue tanta la
frustración de Maradona, quien señaló “me cortaron las piernas”.
El “Pibe” se convirtió en entrenador de fútbol profesional, dirigiendo un tiempo en
equipos de las ligas de Argentina, Emiratos Árabes Unidos y México, también
condujo los destinos de la selección albiceleste (Argentina), en donde le tocó tutelar
a su compatriota Lionel Andrés Messi, estrella del Barcelona de España.
Los argentinos siempre le perdonaron al finado Diego Armando Maradona, sus
desventuras, sus excentricidades, sus locuras, sus supuestas relaciones con la
mafia de Nápoles y para el Pueblo de Argentina, su gran legado sirvió como “un
catalizador para la esperanza y una lección a los estratos pobres, del sí se puede”.
En octubre del 2015 en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, cuestioné al conocido
coach-motivacional argentino Leo Farías, qué cuando la selección de fútbol de su
país, de la mano de Lionel Messi, sería campeona del mundo y rápido atajó, “creo
que nunca, porque Diego Armando Maradona sólo hay uno (carácter y pasión)”.
De niño a Maradona, sus hermanos quienes nacieron en un barrio marginado le
apodaban el “marciano”, como si supieran que con el paso de las décadas sería un
“Cisne Negro”, quien revolucionó la industria y el mundo del fútbol y Diego fue muy
reconocido por su ideas de izquierda y el pensamiento progresista.
Con el deceso de Maradona, personajes del fútbol como Gerardo Martino,
seleccionador de México, reveló “se nos fue el más grande” y otro paisano suyo
como el entrenador Marcelo Bielsa, externó “la pérdida de un ídolo como Diego,
golpea tanto a los excluidos y son ellos quienes más necesitan creer en la victoria”.
Facebook: olimpobaezcedillo Twitter: @guiadelbien
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