Mire lo que son las cosas, hasta hace unos días el General Salvador
Cienfuegos, era el diamante con el que los Estados Unidos, pretendía
jugar las cartas con el gobierno mexicano. Esa era una primera teoría,
la segunda es que, la información que posee el General, es de vital
importancia para el gobierno estadounidense.
Otra de las teorías, y esas que luego les atribuyen a los enemigos de
la transformación de cuarta, era que, el general fue uno de los pilares
del régimen de Enrique Peña Nieto, y podría clavar la espada en un
proceso de traición a la patria, como se le quiere juzgar, además de
poder darle a la fiscalía datos de la corrupción, como lo asumen los
impolutos.
Más fuertemente, se tenía el rumor que la acusación de los Estados
Unidos, era banal, que no tenía sustento y los tiempos de dicha
demanda y detención, no eran sostenibles en ninguna corte federal o
estatal de la Unión Americana.
Sin embargo en política no hay casualidad, solo causalidad, y en eso
la pita se enreda más, porque una vez conocidos los resultados de la
elección presidencial, que Trump, tiene sus maletas listas, y sabiendo
que el nuevo inquilino es un político sumamente respetuoso de las
instituciones y que además, la vicepresidente es abogada y una ex
fiscal de hierro, los favores políticos, tendrían consecuencias futuras.
El equipo de Trump, podría actuar de manera abrupta, sin sentido y
con amplio poder populista, pero tontos no eran, saben y bien que
saben, que una papa caliente como el general Cienfuegos, podría
haber sido el iceberg que hundió al régimen trumpista.
Con certeza le puedo afirmar, que el general posee información
privilegiada de seguridad nacional, de las rutas del tráfico en todos sus
aspectos, de las amantes, familia y finanzas de todos los políticos, sin
importar color partidista, y eso sí que calaba hondo en el
establishment mexicano.
Si el gobierno de López Obrador, quería usar al General Cienfuegos,
como la espada en contra de Peña Nieto, este show se les vino
encima, Biden y Harris, no son populistas, si no demócratas, y el circo
político termino de manera abrupta.
La cancillería que dirige Marcelo Ebrard, de inmediato salió a colgarse
la medalla, como si fuera un logro mexicano, y después de las
molestias expresadas por el ejército y las fuerzas armadas al
presidente, la lengua no alcanza para dar explicaciones.
De ser una acción de ganar, ganar, se convirtió en un solo día para la
4T, en un asunto de perder, perder; por una sencilla razón, las fuerzas
armadas, no están de acuerdo de ser ellos, quienes sean los
trampolines para juzgar al expresidente Peña Nieto.
El capítulo en Estados Unidos, parece haberse cerrado de tajo, la
información que pudo haber proporcionado allá se queda, y créame
que esa no la compartirán con México, y al militar sólo podrán decirle
“disculpe usted general”.
Al tiempo
chanorangel@live.com.mx
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