Con la nueva era que estamos viviendo, donde la tecnología digital ha
venido a revolucionar todas las formas de interacción humana, desde
gran parte de los ámbitos: los negocios, las profesiones, gobiernos,
política. La educación no es la excepción.
Es decir, el cambio con la pandemia vino a instaurar, nos guste o no
profundos cambios que al propio tiempo demanda al mundo adaptarnos
rápido a los nuevos paradigmas, y que además hoy por hoy se
desarrolla desde el espacio más valioso y seguro de cualquier persona:
Desde casa.
Esto viene a colación, por lo que ha venido a retomarse a estas fechas,
es decir el proyecto piloto desde el otro lado del mar, es decir Japón,
una iniciativa que según nos documentamos se había venido
impulsando desde hace varios años atrás; lo que se conoce como el
cambio valiente.
Me refiero a la propuesta que se vino manejando y que,
a la luz de las nuevas circunstancias pandémicas, como una nueva
manera de educar a la niñez, basada en una visión precisamente global,
con estándares donde no hay tareas, y centrada en finanzas, lectura,
civismo.
También respeto a las leyes y normas, la ética, la tolerancia, el altruismo
y el respeto a los ecosistemas. Además de idiomas. Es decir un sistema
educativo que apuesta a ciudadanos del mundo, que vayan más allá de
las fronteras de su país.
La escribidora en mi calidad de promotora de los derechos humanos y
la educación desde sociedad civil, considero, más allá de si es mejor o
no tal o cual sistema educativo, pensando sobre todo en el futuro
sostenible y brillante que todo padre y madre de familia desea para sus
hijos, debemos estar conscientes de que efectivamente todo cambia,
gira y se mueve a un ritmo vertiginoso, por lo que debemos orientar a
nuestros hijos en ese respecto, para hacerlos responsables de su
entorno y más allá de este.
Por lo que, sin dejar de considerar la idiosincrasia de los países de
occidente como el caso de México, en el que por décadas la esencia de
la formación educativa se ha mantenido con visión empleadorempleado, mientras que los tiempos ahora nos imponen formas donde la virtualidad nos ha venido a recordar que nada es para siempre. Que
todo se transforma y evoluciona.
Por lo que abrir hoy la posibilidad de nuevos horizontes, así como el
reconocimiento de cambios en el convulso mundo que habitamos, y
desde luego adaptando los ajustes a nuestros valores como país,
estimo condición vitalmente urgente para enfrentar hacia el futuro
nuevos desafíos como hoy la pandemia y sus estragos.
¿El cambio valiente, que surgió como proyecto piloto desde oriente,
tendrá algo que ver con los nuevos paradigmas de la educación en el
mundo?
Lo que sí, es que actualmente la educación tiene sus grandes retos, y
no lo digo solamente porque se esté llevando a distancia que ya es una
realidad, a través de diferentes dispositivos como el WhatsApp, la
televisión y el ordenador. Sino aún mejor por la trascendencia y el valor
de replantear sus contenidos para formar en nuestros actuales niños,
niñas y jóvenes los futuros líderes que conduzcan a buen puerto la nave
que todos tripulamos: Nuestro planeta tierra.
La autora es Máster en Derecho Público y Doctorada Honoris Causa. Abogada, Catedrática,
Escritora y Conferencista. Presidenta de Vive Mejor Ciudadano A.C.Comisionada Nacional e
Internacional de Derechos Humanos y la Educación.
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