Cd. Victoria, Tamaulipas, 27 de Sep. de 2020.- Ante la grave crisis que afecta a la capital de Tamaulipas por la recesión económica y los efectos de la pandemia del Coronavirus, además del olvido de las autoridades municipales, estatales y federales, los ciudadanos se están encomendando a Dios, con manifestaciones públicas.
En algunos cruceros de la ciudad han aparecido leyendas como “Confía en Mí, Yo No Fallo, DIOS”, que obviamente no fueron escritos por la Mano de Dios, sino por personas que buscan motivar a la ciudadanía para que se mantenga la esperanza, de que las crisis se superarán.
Cabe señalar que Ciudad Victoria, se ha visto afectada seriamente por la recesión económica desde hace cuatro años.
Primero, cientos de burócratas estatales se quedaron sin empleo porque fueron despedidos en la llegada del primer gobierno de alternancia a Tamaulipas ( PAN); a cientos más les quitaron compensaciones o se las redujeron a la mitad.
Asimismo, a los sectores comercio y de la construcción, se les acabó su principal cliente, el Gobierno del Estado, pues las compras de insumos y la obra pública se dejaron de hacer con empresas locales, entregándose a foráneas (Reynosa, Tampico y otros estados del país).
Incluso se dieron restricciones de compras en las empresas locales por parte de otras instituciones como la Universidad y el Ayuntamiento Local, en éste último a raíz de que el PAN llegó ser gobierno municipal.
El problema de la reducción de compras del sector gubernamental y los despidos de burócratas (federales) se agravó con el cambio en la administración federal, al llegar el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
La dinámica económica de la ciudad había caído en forma drástica en casi el 50 por ciento, de tal forma que al llegar la pandemia del Coronavirus, se acentuó mucha más que en otras regiones de la entidad y el país.
A seis meses de la pandemia, la situación de miles de familias victorenses es muy complicada, por lo que tienen que salir a buscar su sustento diario, a pesar del riesgo de los contagios.
Se aprecian decenas de niños, jóvenes, adultos e incluso familias completas ofreciendo limpiar parabrisas de autos, vendiendo frutas u otros artículos, cantando, haciendo malabares o vestidos de payasos, o pidiendo ayuda económica con carteles.
Por todos los sectores de la ciudad se aprecian locales comerciales cerrados por quiebra, otros con leyendas de se renta, se vende, así como decenas de viviendas abandonadas, pues sus moradores tuvieron que emigrar a otras ciudades del estado o regiones del país.
Por ello, los mensajes en algunos de los cruceros que rezan “Confía en Mí, Yo No Fallo, DIOS”
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