Cada domingo en la misa que se celebra en la Iglesia Católica
ocupas un lugar importante la proclamación de la Palabra de Dios
escrita en la Biblia. Y este domingo deseo iniciar tomando la segunda
lectura, tomada de la carta de san Pablo a los Romanos, 13, 8 – 10,
“Porque el que ama a su prójimo ha cumplido ya toda la ley. Todos los
mandamientos se resumen en este: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo”.
Y Jesucristo, el Señor, en el texto del Evangelio escrito por san
Mateo 18, 15 – 20, traduce este amor al prójimo diciendo: “Si tu hermano
comete un pecado ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás
salvado a tu hermano”.
Todos los seres humanos son hijos de Dios, y todos han sido
rescatados por Jesucristo, el Señor, único Salvador del mundo. Por lo
tanto están llamados a vivir en comunidad, en armonía, en fraternidad y
el pecado, que es lo contrario al amor impide que se viva de esa manera.
El pecado personal también impide ser hermano de los demás, se
debe de aprender a llamar al otro, pero también saber escuchar cuando
alguien recibe el llamado del otro. Porque solo así se vive en armonía.
Y dentro de este saber llamar y saber escuchar se debe aprender
a perdonar a los demás. Y esta verdad se debe tener en cuenta cuando
se reza la oración que Jesús enseñó: “Perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
Si se es capaz de vivir de esa manera se está reflejando el amor
de Dios, en nuestros ambientes en la vida diaria.
Se puede orar con las palabras de la oración de la misa: “Señor
Dios, de quien nos viene la redención y a quien debemos la filiación
adoptiva, protege con bondad a los hijos que tanto amas, para que todos
los que creemos en Cristo obtengamos la verdadera libertad y la
herencia eterna”.
Que la paz, el amor y la alegría del buen Padre Dios permanezcan
siempre con ustedes.
Antonio González Sánchez
Discussion about this post