Vaya revuelta que se armó en Chihuahua por la enjundiosa defensa de las aguas nacionales de la Cuenca del Río Bravo, proveniente de uno de sus principales afluentes, el río Conchos y almacenadas en las presas Las Vírgenes, La Boquilla y El Granero.
Una lucha sin sentido, pues el agua es un recurso federal que administra el Gobierno Central, atendiendo las necesidades regionales, dependiendo de la disponibilidad.
El pasado lunes se llegó al extremo de armar con palos a los usuarios por un grupo de líderes, para sacar de la zona a cientos de agentes de la Guardia Nacional, que resguardaban una de las obras hidráulicas, La Boquilla.
El motivo de la presencia de los militares, era dar cumplimiento a indicaciones precisas de la CONAGUA para abrir las compuertas y derivar líquido para el pago de compromisos internacionales con Estados Unidos.
Se trata de un acuerdo bilateral que data desde 1944, en el que se establecen lineamientos para el aprovechamiento conjunto de los ríos Colorado y Bravo.
La sequía que se registra en algunas regiones del país, la ampliación de la frontera agrícola de algunas zonas de riego, as´como la extracción ilegal de algunos volúmenes de agua de las presas, generan zozobra entre los productores de no contar con el vital líquido, para el presente o próximo ciclo agrícola.
El esquema del aprovechamiento integral y equilibrado de las aguas de los dos ríos internacionales, no había generado problemas como el del presente año.
Las alternancias políticas en el gobierno federal y de los estados del norte del país, con la llegada de funcionarios nuevos, sin conocimientos suficientes, temple y experiencia, además de los nuevos estilos de gobernar, han contribuido a la desinformación que derivó en la revuelta.
Con saldo ya de dos víctimas, una pareja de usuarios de uno de los distritos de Riego de Chihuahua, que habían participado en una de las movilizaciones, a quienes tocó en mala suerte, ser blanco de balas surgidas en una confrontación de agricultores y agentes de la Guardia Nacional.
Cierto que la población chihuahuense es muy regionalista y defiende con pasión sus causas, pero en ésta ocasión, los usuarios de los distritos de riego y sus familias fueron manipulados.
Hay liderazgos identificados con el PRI, con el PAN en incluso con MORENA. Y el dejar hacer, dejar correr y no entrar en la difusión de la información correcta, de alguna forma involucra al propio gobernador Javier Corral Jurado.
El agua no es propiedad de los Estados en que se ubican las presas. Ni tampoco de los usuarios. Es un recurso federal, que administra el gobierno central.
Y la Cuenca del Río Bravo, que tiene su parte alta en Chihuahua y su parte baja en Tamaulipas, es administrada por la CONAGUA.
Esta institución, que ahora dirige Blanca Elena Jiménez Cisneros, debe velar por su aprovechamiento integral y equitativo, de acuerdo a los compromisos establecidos para cada zona.
Así como la entrega de la parte que corresponde al vecino país del norte, que se maneja por quinquenios, que tiene una asignación de mil 800 millones de metros cúbicos, que se entregan por partes cada año.
Con algunos márgenes de maniobra, en caso de años de mayor sequía.
Son compromisos ineludibles, porque en ese tratado, a México le toca la mayor parte del agua de los ríos Colorado y Bravo, un 66 por ciento.
No hacerlo, representaría dar pie a una revisión, en la que podría haber dificultades para que el uso quedara en las condiciones vigentes.
La “Revuelta de los Palos”, no debió darse. El gran perdedor de esa batalla será el propio estado de Chihuahua.
Obliga al Gobierno Federal a una revisión profunda de los aprovechamientos legales e ilegales del agua, en donde se tendrá que poner orden al fenómeno del “huachicoleo del agua”.
Importante sería que en esta coyuntura de la adecuada distribución del agua de la Cuenca del Río Bravo, en la parte alta y baja, Tamaulipas se suba a demandar la que por ley le corresponde.
Pues además de las voces de los líderes campesinos del norte de la entidad, como Agustín Hernández Cardona de la Unión Agrícola Regional del Norte; Jorge Luis López Martínez, Presidente del Consejo Estatal Agropecuario; o Raúl Treviño Cisneros, del Distrito 025, no hay acompañamiento sólido por parte de los titulares de las instituciones estatales.
La participación de Ariel Longoria García de la Secretaría de Desarrollo Rural; o de Gilberto Estrella Hernández de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente; de la Secretaría General de Gobierno, a cargo de César Verástegui Ostos; o del propio gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, no han sido lo que los productores esperaban.
Tiempo pues, de luchar por una causa justa por las vías institucionales, claro está, no con otra “revuelta de los Palos” e la Cuenca Baja del río Bravo.
El que respondió de manera muy tenue a las exigencias de los productores que solicitaron la intervención del gobernador ante las instancias federales, fue el Director General de la CEAT, Luis Javier Pinto Covarrubias.
Y precisó que el asunto se llevó por el titular del Ejecutivo desde diciembre del 2019 a la Secretaría de Gobernación, pero no se ha respondido.
al plantearse la complicación que podría darse por el desabasto de agua incluso para el abasto urbano de las ciudades fronterizas, desde Acuña Coahuila hasta Matamoros Tamaulipas, debido a que las presas Amistad-Falcón tienen cerca de 250 millones de metros cúbicos y que el consumo urbano demanda de 350 millones de metros cúbicos, la respuesta fue en el sentido de que se dispondrá de aguas del sistema de presas El Cuchillo- Marte R. Gómez, para garantizar el abasto de las ciudades tamaulipecas fronterizas.
Lo ideal es que se diera una mayor coordinación entre las dos partes, para que desde el centro no se deje morir al Distrito 025, que tienen 202 mil hectáreas de riego y es el más grande e importante del norte de Tamaulipas.
Nuestro estado está al final, en la desembocadura del río Bravo, pero no por ello debe ser marginado en el reparto justo del agua de su cuenca.
Las perdidas del ciclo pasado, rebasan los mil millones de pesos, que mucha falta hacen a esa región de la entidad, en particular en éste época de recesión económica y pandemia.
Se estima que Chihuahua extrae en forma ilegal más de 500 millones de metros cúbicos, que son los que faltan al Distrito Bajo Río Bravo.
Tamaulipas si tiene una causa justa por la que tiene que luchar.
Insisto por las vías institucionales.
No en otra “revuelta de los palos”.
El Gobierno de México ha asegurado el agua
de riego para los productores de Chihuahua
El Estado Mexicano lamenta los hechos de violencia suscitados en Chihuahua y
rechaza la manipulación que ejercen algunos grupos en favor de sus propios
intereses.
Luego de lamentar los terribles sucesos ocurridos ayer en Chihuahua, donde hubo
pérdidas de vidas humanas, la directora general de la Comisión Nacional del Agua
(Conagua), Blanca Jiménez Cisneros, reiteró que los agricultores de Chihuahua han
tenido asegurada el agua de riego, a pesar de las maniobras realizadas en las presas
para contribuir al pago del Tratado de Aguas de 1944.
Durante una videoconferencia, donde también participaron el subsecretario de la
Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Ricardo Mejía Berdeja, y el
director general para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores,
Roberto Velasco, la titular de la Conagua reiteró que el actual ciclo agrícola está
asegurado al 100 por ciento.
Jiménez Cisneros reiteró que Conagua y el Gobierno de México siempre han estado
abiertos al diálogo y han promovido acuerdos con usuarios, el Gobierno del Estado
de Chihuahua y con legisladores.
Aunque reconoció que en algunas regiones de Chihuahua hay sequía, aseveró que
esto no afecta a la agricultura, ya que con el agua almacenada en las presas se han
entregado los volúmenes que el Comité Nacional de Grandes Presas autorizó para
los distritos de riego en ese estado.
Para avanzar en el cumplimiento, detalló, en 2019, la Comisión Internacional de
Límites y Aguas (CILA) hizo un ajuste de contabilidad que nos benefició con 53 Mm3
;
en marzo de 2020 se extrajeron 50 Mm3 de la presa Venustiano Carranza, en
Coahuila, que abastece al Valle de Anáhuac, en Nuevo León; en mayo se
aumentaron los porcentajes de entrega; en junio se inició la extracción de El
Granero, lo que ha aportado 119 Mm3 adicionales, y el 3 de septiembre se realizó una
transferencia de 25 Mm3 de nuestras presas internacionales.
Comunicado de Prensa
Conjunto
No. 728-20
Lugar
Ciudad de México
Fecha
9 de septiembre de 2020
Avenida Insurgentes Sur número 2416, Colonia Copilco El Bajo, Alcaldía Coyoacán, Código Postal 04340, Ciudad de México.
Teléfono: 55 5174 4000 www.gob.mx/conagua
Con estas acciones, dijo, se logró reducir en 40 por ciento el adeudo que se tenía en
el cumplimiento del Tratado. Ahora, el Gobierno de México está negociando con
Estados Unidos la estrategia que se deberá realizar para cerrar este ciclo.
Finalmente, Blanca Jiménez reiteró que la Conagua seguirá trabajando para
asegurar el agua para las familias mexicanas y para los usuarios de riego.
Por su parte, el subsecretario Ricardo Mejía fue enfático al afirmar que los
productores agrícolas seguirán contando con el agua, que es un derecho asegurar,
pero que también hay grupos beligerantes en los que participan dos
exgobernadores del estado, quienes están actuando al margen de la ley,
promoviendo la ocupación de instalaciones estratégicas de la Nación y afectando a
los propios usuarios de la región y a la sociedad en general.
En ese sentido, Mejía Berdeja destacó que el Estado Mexicano no permitirá la
violencia, y mucho menos el uso político y patrimonialista del reclamo legítimo de
contar con agua para el sector agrícola. De tal forma que la Guardia Nacional
permanecerá en la entidad para garantizar la seguridad y la paz de la región.
En su momento, Roberto Velasco, director general para América del Norte de la
Secretaría de Relaciones Exteriores, explicó que México y Estados Unidos reparten
las aguas de los ríos transfronterizos Bravo y Colorado, en cumplimiento de un
acuerdo internacional que es benéfico para nuestro país.
“No estamos entregando agua de México, porque el agua es de la nación, no la
estamos entregando a Estados Unidos; estamos repartiendo el agua de dos ríos
transfronterizos”, dijo. “México recibe más agua en esta repartición. Nosotros
recibimos cuatro veces más agua de la que entregamos al año”, añadió.
El funcionario explicó que, en el actual ciclo, México ha tenido que cubrir un déficit
que arrastraba del ciclo anterior, al mismo tiempo que el país ha recibido
puntualmente el líquido por parte de Estados Unidos.
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