Cd. De México, 23 de Agosto del 2020.- Comer es uno de los mayores placeres de la vida y por supuesto también es una de las acciones más fundamentales para mantenernos con vida. Seguramente en más de una ocasión has escuchado como recomendación adquirir el hábito de comer despacio y sin ninguna prisa, lo cierto es que más allá de disfrutar de los alimentos se relaciona se relaciona con beneficios de salud importantes.
La calidad de los alimentos que consumimos es clave en nuestro estado de salud, sin embargo el estilo de vida actual que se distingue por una vida acelerada, sedentaria, con altos niveles de estrés y una alimentación deficiente, son cuestiones consideradas un gran impedimento para vivir mejor y por más tiempo.
Para iniciar por el buen camino cambiando hábitos y conductas adquiridas, es importante entender lo que sucede en el cuerpo cuando comemos a gran velocidad. El proceso digestivo comienza en la boca con la trituración de los alimentos y saltarnos este importante paso es la llave para alterar el proceso de digestión completo, lo cual se deriva en diversas afecciones estomacales.
Una de las consecuencias más comunes es presentar aerofagia, se trata de un fenómeno fisiológico que se produce por la ingesta excesiva de aire que provoca síntomas digestivos como hinchazón, dolor, gases y eructos.
También se presentan otro tipo de inconvenientes a nivel digestivo, sobre todo con los grupos de alimentos ricos en azúcares de absorción lenta (como es el caso de alimentos como la pasta, arroz, legumbres y fruta), no se absorben correctamente; es muy probable que se fermenten en el intestino y provoquen malas digestiones.
Otra de las principales y más grandes afectaciones radica en el aumento del peso corporal. No masticar correctamente la comida conduce a comer en exceso.
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