Quiérase o no, la lucha electoral está asomando a la vida pública en plena
pandemia de COVID-19 y pese a que existe un marco legal, donde se supone, está bien
delimitados los tiempos oficiales, bastos y suficientes, dedicado a exponer los planes de
trabajo de cada partido y de los precandidatos que piensan tienen derecho a jugársela…
no por servir, sino más bien para continuar en la lucha por el poder… parece no se
respetan, se encubren.
La moda que se está imponiendo, es la cacaraqueada “salud de los mexicanos”,
sobre todo no por los kilitos de más, sino por los kilotes de comida chatarra que ya
habían sido prohibidos en otros tiempos, a la mejor en iniciativas de ley federal y hasta
autoridades de COFEPRIS sancionaron a cooperativas escolares.
La prohibición de venta de refrescos y comida chatarra a los estudiantes de la
educación básica no es nueva para la sociedad mexicana. Mucho hincapié se hizo en
otros tiempos por medio de la televisión, impresos y digitales no solo con imágenes de
obesas personas y del mundo infantil, sino con muchas recomendaciones.
Hubo mesas redondas, paneles de discusión, periódicos murales, etc., que
intentaron persuadir a los padres de familia sobre el tipo de alimentación para los ‘reyes
de la casa’, pero las estadísticas se mantuvieron en números negativos a la vida
saludable.
Posiblemente la prensa y algunos políticos del momento se adelantaron a la
promulgación de leyes federales contra la distribución y venta de lo que llamaron
“comida chatarra” como frituras, la industria del dulce y las refresqueras, que se rumoró
invirtieron muchos millones de pesos en ‘ayudas’ -sin destinatarios específicos- para
que no se autorizara esa ley contra los kilos escolares.
Pese a la negada experiencia de aquellos tiempos idos, algún pandémico vivillo
oaxaqueño, se le ocurrió poner en la mesa de discusión del Congreso de Oaxaca, el tema
de la obesidad infantil y parece no dudaron en aprobar una ley que sin duda lucha contra
la desnutrición de los infantes y el fomento a enfermedades relacionadas con el azúcar,
por lo menos en teoría.
No obviemos fueron y serán medidas de relumbrón, porque la dieta nacional nos
ubica como el primer país consumidor de refrescos en el mundo.
Sin ser negativo, anticipo que son leyes muertas, aunque de momento sus autores
creen que ‘jalan’ votos y aunque no es virus, estas ‘ideotas’ se contagian, porque ahora
el gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, se apuntó para secundar a
Oaxaca cuando declaró que “… en breve enviaré al Congreso de Tabasco, una iniciativa
similar a la de los vecinos, para prohibir la venta, distribución y promoción de
productos no saludables a menores.”
En un acto patriótico regionalista, el Morenista López Hernández, nacido en
Paraíso, Tabasco, relacionó a la pandemia del COVID-19 con la gastronomía de su
estado “…es que se deben promover prácticas de nutrición saludable para la prevención
de enfermedades.”
Ojalá no se le ocurra la misma receta de su homólogo de Puebla, también del
mismo color partidista, Miguel Barbosa Huerta, que recomendó pobreza y mole para
combatir al COVID-19.
La iniciativa que enviará el de nombre de telenovela, Adán augusto, dice apoyará
la estrategia nacional de incluir en los planes educativos de nivel básico la asignatura de
Vida Saludable “…y que las familias, en la medida de sus posibilidades económicas,
proporcionen a los menores alimentos nutritivos”.
Pareciera se olvidó que en el programa de los Desayunos Escolares, sin una
supervisión profesional en nutrición, ni las presidencias municipales, las secretarías,
subsecretarías, direcciones o alguna área específicas del Sector Salud o de Educación en
las entidades, jamás supervisaron las cocinas escolares.
Mentiría si afirmara que esos desayunos no se elaboraban y consumían por los
estudiantes, sería calumnia afirmar que quienes recibían el apoyo en especie o efectivo
se quedaban o robaban lo destinado para el fin.
Muchas escuelas recibieron este beneficio… pero sin ningún control nutricional,
solo se repetían los mismos platillos que en su hogar les preparaba mamá, abuelita, tía o
vecina… cuando había oportunidad.
Los menús alimenticios fueron diseñados por las propias madres de de los
escolares, que solo saben hacer flautas, gorditas, tacos, enchiladas, chilaquiles…
siempre con tortillas y cargados de aceite o grasa nada saludable… lo mejor de todo es
que los niños algo comían, aunque solo era para mitigar el hambre matutina.
Supongo que algunos adultos, sabemos que comer saludable es mucho más caro
que atenuar el hambre. Se ha hecho viral que debemos comer hasta 5 veces al día,
incluyendo dos colaciones entre el almuerzo y la comida y entre ésta y la cena. ¿La
economía mexicana puede? ¿Los oaxaqueños? y ahí se apuntan los tabasqueños…
La realidad: Hacer ruido, creen ya es tiempo y les faltan ideas.
Si usted puede… ayúdelos a no hacer el ridículo, sus connacionales les
agradeceremos.
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