Según la mitología nos describe a los gigantes como seres de inmensos tamaños
caracterizados por su gran fuerza y maldad, y nos cita como ejemplo a Hércules, quien se
enfrentó al gigante de tres cabezas y lo venció, no con la fuerza, sino con inteligencia y su
habilidad con el arco y la flecha.
Pero también la biblia nos relata cómo David el más joven de los hijos de Isaí quien tuvo
doce, venció al enorme Goliat, liberando, de esta manera, al pueblo de Israel.
La historia, dice que un día la nación de Israelitas fue llamada a pelear contra los Filisteos,
ambos ejércitos se encontraban frente a frente en lados opuestos del valle de Ela, ahí
destacaba un rival de grande estatura y de robusta complexión física destacaba y
sobrepasaba a todos en el campamento de lucha.
Era Goliat, quien se paseaba por todas las filas burlándose de los israelitas y de su Dios,
retando a ver si había un solo hombre que se atreviera a pelear uno a uno contra él, ahí el
rey Saúl y su pueblo asustados no hacían nada.
En ese tiempo David fue enviado por su padre a visitar el territorio de guerra para que le
pudiera reportar noticias del campamento y de los soldados ya que varios de sus hijos
estaban entre las filas, era a un pequeño, pero muy valiente en su convicción a Dios.
Y es así que pidió el enfrentarse al temido gigante, y se fue armado con tan solo una
honda y cinco piedras y se encontró en el campo de batalla donde lo esperaba un
impaciente, orgulloso y rebosante “rival” quien estaba armado con espada y lanzas, se
burló del joven muchacho, pues su apariencia era frágil y sin armadura.
Pero David respondió que él había venido con la fuerza de Dios de los ejércitos,
inmediatamente después agarró una de sus piedras y la colocó en su artefacto de lucha, la
tiró hacia la frente del gigante, la cual se incrustó de forma certera cayendo muerto,
enseguida el pequeño tomó la espada de Goliat y le cortó su cabeza.
Entonces, al ver que su defensor había caído, los filisteos huyeron del campo de batalla y
es así que Israel había ganado gracias un joven muchacho lleno de valor y fe para creer en
el poder de Dios.
Amable lector, a lo largo de nuestra vida, muchas veces tenemos que enfrentarnos a
situaciones difíciles e imposibles de superar humanamente hablando, ellas se levantan
contra nosotros intentando no sólo afectarnos en lo físico- emocional, sino también en lo
espiritual.
Y es que en el diario vivir, con frecuencia, se nos acercan gigantes y a veces se quieren
quedarse instalados en nosotros, entre estos pueden ser emociones, como: el miedo,
desánimo, rabia, tristeza, impaciencia, pesimismo, depresión, envidia, etc.
Debe de saber que estos estados emocionales si se le permite por largo plazo su
permanencia en nuestras vidas, alimentándolos en lugar de combatirlos, derivará en
afectación de nuestra salud física-mental, espiritual, en si enfermedades que pueden
estancarse para aniquilar el alma.
Tome en cuenta que hay muchos Goliats, que representan los obstáculos y riesgos que
encontramos en la vida, ya sean espirituales o físicos, y su presencia deteriora y merma
nuestra existencia.
Pero, la fe es un arma poderosa contra este enemigo, por eso estoy segura que el verdadero
portador de un ideal, no le parece extraña las dificultades, ni se acobarda ante estas, sino
más bien se eleva ante ellas. Sin embargo pienso también que ante las dificultades que
hay, tenemos que pagar un precio de lucha, junto a esto, nuestra perseverancia, contra todo
desafío, tenemos que creer precisamente en la esperanza.
gildateran@yahoo.com.mx
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